Nepal
La maldición de Katmandú
Era la maldición de Katmandú, una ciudad de templos preciosos que se asienta en un valle entre montañas donde antes hubo un lago y donde el suelo es tan arcilloso que cuando llegan las lluvias del monzón las calles sin asfaltar se convierten en una piscina de fango. Sólo una incipiente burguesía nepalesa podía preocuparse de si la estructura de las casa era resistente a los terremotos. El resto tenía que conformarse con lo que podía permitirse.
Amores migrantes
Los dos estaban casados y habían llegado a dos conclusiones universales: "Es más fácil emigrar solo que acompañado: uno puede estar más tiempo desbarrando, sin hogar, jugando con la identidad y las transformaciones, cagándola y enmendándola". Y dos: "Si el amor migratorio triunfa, es el mejor".