"Yo sé que no sé". No lo dijo Sócrates, sino alguien con olor a coaching que, más preocupado de convencer que de dialogar, y más interesado en la luz de su epifanía que en la sombra de sus dudas, en realidad quiso decir lo contrario del filósofo: ya sé tanto sobre mí que incluso soy capaz de identificar lo que no sé; he llegado a ser alguien que carece de punto ciego.
Cada uno puede inventar su propia playa mágica y soñar con reencontrar un paraíso perdido, más allá de toda neurosis. Pero siempre hay que ir al baño y encontrarse con los propios desechos, y claro, decidir qué hacer con ellos: ocultarlos en la arena aunque los vaya a pisar otro; aguantarse lo más posible para creer que uno es un sujeto aséptico; o hacer una alcantarilla con los vecinos y compartir la idea de que todos llevamos un poco de mierda.
A veces se confunde confianza y arrogancia, especialmente cuando las personas que así lo juzgan tienen una baja autoestima, pues para ellas, cualquier demostración o expresión de fuerza interna es percibida de manera negativa. Este tipo de personas no pueden soportar que otros tengan presencia, independencia de espíritu y que no vayan por la vida pidiendo permiso.
Por el día me asaltaban la culpabilidad y las dudas y, por la noche, la más profunda tristeza. El hombre que me quiso me arrancó el corazón y arregló meticulosamente todo lo que estaba roto. Entonces, sin previo aviso, lo tiró con la fuerza de un delantero centro profesional. Nada me ha dejado más confusa o impactada en toda mi vida.
El trastorno narcisista de la personalidad se define como "un patrón general de grandiosidad, una necesidad de admiración y una carencia de empatía, que empieza al principio de la edad adulta". Un diagnóstico poco frecuente que afecta a menos del 1% de la población y a más hombres que mujeres.
Los narcisistas se exhiben con bravuconería por el mundo. Despliegan arrogancia, falta de empatía y una enorme necesidad de admiración. El narcisismo es mayor entre el género masculino. Pero no es fácil detectarlos a primera vista, ya que suelen exudar un aire carismático y de éxito.