"Con un número de denuncias que se traduce en una agresión sexual por semana durante los últimos tres años, claramente esta Administración no está preparada para mantener seguros a estos niños".
Los niños que malviven en el barro, cercados por alambradas como si fueran delincuentes podrían ser nuestros hijos. Porque en esta tragedia, como en todas, ellos son los más vulnerables. Pequeños que muchas veces no alcanzan las costas de Europa y que, si llegan, encuentran una realidad terrible.