Quiero ser la madre de mi hijo. Sólo eso. Me gustaría no tener que aprender de genética, no informarme sobre cómo reclamar derechos básicos, no necesitar documentarme sobre la adquisición de lenguaje expresivo ni saber cómo detectar los primeros síntomas de deterioro renal. Me gustaría no haber tenido que estudiar lengua de signos por mi cuenta o que sumergirme sola en el mundo de la comunicación aumentativa y la tecnología asistiva.
El Comité de Derechos Humanos de la ONU, en su interpretación sobre el derecho a la libertad de expresión, ha indicado que su alcance llega incluso a expresiones que puedan considerarse profundamente ofensivas, aunque limitadas con lo dispuesto en el párrafo 3 de los artículos 19 y 20.
No sé de nadie que se haya leído detenidamente los "términos y condiciones" de servicios de Gmail, Facebook, LinkedIn o Twitter. Es un error pensar que, porque vemos los contratos de Facebook o LinkedIn a través de una pantalla, carecen de valor y tienen menos entidad.