La excusa era la visita del presidente argentino. Pero el poder del símbolo de esa tiara, un poder que la reina sabe manejar a la perfección y con el que manda callados y jamás confirmados mensajes, fue más allá.
El vendaval que vivimos nos está cambiando a todos. Y los diseñadores son los primeros que tienen que notarlo. Se van acabando ciertas frivolidades y hay una vuelta hacia la esencia, hacia los objetos útiles pero bellos.