Si las urnas confirman que los gobiernos de un solo color se han acabado en España por muchos años, Felipe González, igual que otros integrantes del Viejo Testamento, apostaría por un entendimiento PP-PSOE que, con la colaboración de Ciudadanos, evitara la voladura del sistema del 78 que tantas veces ha proclamado Podemos. Pedro Sánchez sería -o eso dicen- más manejable que cualquier otro dirigente socialista en ese contexto. Y eso, hoy por hoy, no sería posible con Susana Díaz.