El PSOE se enreda en el calendario
Pedro Sánchez, aunque no lo dice, sopesa un aplazamiento del Congreso del PSOE que le permita en caso de nuevas elecciones repetir como candidato, a sabiendas de que Díaz no se presentaría a unas primarias que sólo eligieran al cabeza de lista. Pero la presidenta andaluza ha confesado esta misma semana a uno de los barones más influyentes del PSOE que se presentará, sea cual sea la fecha del congreso. Así andan unos y otros, enredados en el calendario, con acusaciones de fintas dilatorias y a la espera de que el contrario dé el primer paso.
Susana Díaz no es muy aficionada a las series de televisión. Si lo fuera sabría, por Omar Little en The Wire, que si intentas matar al rey, no debes fallar. En su caso, primero se confundió de rey y, una vez entronizado cuando quiso, por acción u omisión, acabar con él, erró.
Hoy, la coyuntura política y las argucias de la dirección federal complican de nuevo su ansiado viaje a la política nacional. Sus adversarios cuentan con que el panorama institucional disuada a la presidenta de Andalucía y no se atreva a dar la madre de todas la batallas, que en el caso que nos ocupa es el congreso federal del PSOE. Si la diera, en Ferraz dicen que la perdería, y que sólo así el socialismo español recuperaría la paz orgánica.
La clave, esta vez, está en el calendario. Y por eso las huestes de Pedro Sánchez han tomado en los últimos días la temperatura de los territorios y sondeado a los barones para comprobar quién sí y quién no estaría dispuesto a retrasar el cónclave previsto para finales de mayo. De momento, nadie está dispuesto a pagar el precio de pedir públicamente un aplazamiento del congreso federal del que saldrá el próximo secretario general. Así andan unos y otros, enredados en el calendario, con acusaciones de fintas dilatorias y a la espera de que el contrario dé el primer paso.
Lo cierto es que hasta ahora el sempiterno cuestionado Sánchez, cuyo mandato al frente del PSOE expiró el pasado febrero, ha logrado trenzar el calendario institucional con el orgánico y ganar tiempo en la pelea por el liderazgo. Primero quiso llevar a junio el congreso, pero la presión de la federación andaluza junto a otros territorios, logró adelantarlo al 21 y 22 de mayo. Hoy, aunque no lo dice, sopesa un aplazamiento que le permita en caso de nuevas elecciones repetir como candidato, a sabiendas de que Díaz no se presentaría a unas primarias que sólo eligieran al cabeza de lista.
El caso es que algunos de los barones, como el extremeño Guillermo Fernández Vara y el castellano-manchego Emiliano García Page, que en enero participaron en la ofensiva contra Sánchez para adelantar a mayo el congreso, no ven hoy con buenos ojos que antes de agotarse el plazo constitucional para la convocatoria de nuevos comicios (2 de mayo), el PSOE se enrede en un proceso orgánico. Y es que 15 días antes del 39 Congreso Federal, el domingo 8 de mayo, se celebraría la consulta a la militancia para elegir al nuevo líder del partido, lo que obligaría a recoger avales para formalizar las candidaturas desde mediados de abril.
Así que, de mantenerse la fecha, el procedimiento arrancaría mientras Sánchez sigue negociando, a izquierda y a derecha, en busca de apoyos para formar Gobierno, lo que debilitaría públicamente la posición institucional del actual secretario general. Y eso sería tanto como una desautorización del PSOE al empeño de su líder de conquistar La Moncloa como sea.
Aún convencida de que Sánchez ha llevado al socialismo español al peor resultado electoral de la historia y que ha roto todos los puentes con la mayoría de los presidentes regionales, Susana Díaz calla para que nadie le acuse de poner palos en las ruedas de quien también ha fracasado en su intento de ser investido presidente del Gobierno. Lo último que desea es que su adversario sea dibujado por la opinión publicada, más que por la pública, como un mártir de la ambición de la todopoderosa presidenta de Andalucía.
Por eso desde el pasado 20-D, la "reina del sur" no se prodiga demasiado en los medios de comunicación, lo que no significa que haya dejado de cortejarlos en busca de apoyos. ¿Dará la batalla? Es la gran pregunta. Ella misma ha confesado esta misma semana a uno de los barones más influyentes del PSOE: "Me presentaré sea cual sea la fecha del congreso". La misma versión ha dado a otros dirigentes apartados ya de la primera línea, pero más militantes que nunca en la defensa del "susanismo" pese a que en las encuestas la mayoría de los votantes prefieren que Sánchez repita como candidato.
El caso es que a poco más de un mes para que empiece la recogida de avales previa a la formalización de las candidaturas para el congreso federal, Díaz calla en público, pero en privado emite señales inequívocas. Está a la espera de que Ferraz decida sobre la fecha definitiva del cónclave. Si fuera finalmente en mayo y Sánchez compaginara el plano institucional con el orgánico, se entendería que otro aspirante estaría legitimado igual que él a participar en el procedimiento sin que nadie le acusara de abrir en canal el PSOE en medio del delicado panorama institucional. Y en ese caso, dicen sus partidarios, daría el paso para intentar hacerse con la secretaría general y con la candidatura a las elecciones si estas se celebraran.
Claro que también hay quien está convencido de que si Ferraz plantea posponer el cónclave hasta después de los comicios de junio, haría lo mismo. Todo dependería en esa coyuntura de si Sánchez mejora o no los resultados electorales de diciembre y si los mismos permiten al PSOE formar parte de un gobierno de coalición. Si así fuera, los planes de la presidenta andaluza se esfumarían para siempre. Si por el contrario, los socialistas perdieran escaños, Sánchez tendría complicada su continuidad al frente de la organización.
Todo está en el aire pero, aunque silentes, los movimientos de unos y otros no han cejado. En los últimos días, Sánchez ha retomado la comunicación perdida con los barones para sondear posiciones y anunciar que en las próximas semanas quiere retomar su agenda orgánica y visitar los distintos territorios. Desde Ferraz consideran que el secretario general ha consolidado su liderazgo interno, no sólo por haber llevado la iniciativa en las negociaciones para formar Gobierno, sino por el resultado de la consulta a la militancia sobre el pacto con Ciudadanos en la que obtuvo casi un 80 por ciento de respaldo. Por eso argüyen que si Susana Díaz antaño no se atrevió a coger el AVE a Madrid, hoy tiene menos motivos y menos apoyos de los que nunca tuvo.
Su fuerza, añaden, no está dentro sino fuera del PSOE, en nombres como los de Zapatero, Tomás Gómez, José Bono o José Blanco, a quienes desde la dirección se considera más "dirifuentes" que dirigentes, y cuyo crédito y capacidad de movilización interna no son hoy los que tuvieron antaño. Aún así los socialistas siguen a la espera de que Díaz tome de una vez por todas la decisión que corresponda, sea cual sea: "Que hable o calle para siempre".
Como ven, un nuevo déjà vu. Así que The Wire, presidenta. Always The Wire. Tome nota de lo que una vida es para Lester Freamon, el mejor policía de Baltimore: "La mierda que ocurre mientras esperamos momentos que nunca llegan". Pues eso. Que las batallas que no se dan, son las que nunca se ganan... y usted, de momento, no ha dado ninguna.