La Navidad que celebra la Cristiandad está basada en arbitrariedades e inexactitudes que a base de repetirse se han asentado como verdades inmutables que no son. Aún son más las preguntas que las respuestas sobre un hecho histórico fundacional.
"Qué desfachatez llenar la Tierra de tal cantidad de fragmentos de madera que 300 hombres no podrían transportarlos", decía Calvino de los trocitos repartidos por el mundo desde que Helena los encontró en Jerusalén. O no.
El padre putativo de Jesús fue figura en la sombra, poco reivindicada en los albores del Cristianismo, hoy patrón de las familias y hasta patrono contra el comunismo.
Guerras, integrismo, yihadismo, fronteras y ocupación. Ni las estrellas más potentes pueden arrojar luz sobre el camino que lleva a una ciudad asfixiada tras un muro.
La Navidad que celebra la Cristiandad está basada en arbitrariedades e inexactitudes que lucen como verdades inmutables, de tan asentadas. Pero son más las preguntas que las respuestas.
Cuando uno de los mejores expertos mundiales en Jesús y los Testamentos se une al divulgador histórico de referencia en España cuaja un libro tan culto como divertido.
En Navidad, los villancicos nos recuerdan los distintos nombres del crío que nace en Belén pero, ¿por qué tantas denominaciones? ¿Qué significa cada uno?
El arqueólogo británico Ken Dark asegura que hay indicios para creer que María y José vivían bajo lo que hoy es el Convento de las Hermanas de Nazaret.