Los últimos datos nos dicen que el libro en papel ha aguantado el vendaval de Internet. Al contrario de lo que ha pasado con la música o el cine, que han sucumbido a la venta online y han naufragado en el mar de la piratería, el libro de toda la vida sigue siendo la primera demanda de los lectores en todo el mundo.
Esta es la historia de una guerra. En todas las guerras hay bandos, alianzas y batallas. En la nuestra los enemigos son Amazon y el grupo editorial Hachette, aunque en el campo de batalla también aparecen Disney, Warner y una formación de escritores.
Ni estamos todos al mismo nivel en Internet, ni tenemos las mismas oportunidades. Al contrario, en el ciberespacio el tamaño y los recursos importan tanto o más que en el mundo físico. Para triunfar o tener repercusión en la web hay que subirse a lomos de una plataforma potente.
En España, los medios de comunicación siempre han estado demasiado polarizados como para desempeñar el papel de watchdog (perros guardianes) de los desmanes del poder con la credibilidad de la sociedad en su conjunto como sucede en los países anglosajones.
Con Amazon la idea era utilizar la Red para forjar un medio de distribución más eficiente para un producto aparentemente en vías de desaparición: el libro. Y eso es lo que los editores de periódicos llevan intentando desde que se dieron cuenta de que internet era algo real que no podrían ignorar.