independencia de Cataluña
Sin duda
35 años de democracia no han conseguido que el nacionalismo español acepte que no puede asimilar a toda la nación catalana a golpe de constitución. Hay demasiados problemas y retos de carácter social, económico y cultural por solucionar en Catalunya y el tiempo y la energía social que dedicamos al conflicto con el Estado español es un lujo que no podemos permitirnos.
No, la calidad de vida caería de forma clara
Tenemos un régimen que, pese a su innegable imperfección, nos ha permitido alcanzar cotas de libertad, riqueza, bienestar y paz desconocidas en la España de anteriores épocas. Y esto ha sido así de forma especialmente notable en Cataluña, una de las autonomías más pujantes.
No, la secesión perjudicaría a los ciudadanos
La secesión perjudicaría a los ciudadanos, una gran mayoría sufriría al ver desgarrarse sus identidades plurales y compartidas; obligados a considerar como extranjeros a buena parte de sus conciudadanos, de repente muchos deberían considerar como extrañas cosas que les eran propias.
Sí, porque la independencia reforzaría la democracia
La mayoría de los catalanes no queremos montar ningún imperio ni conquistar a nadie; simplemente deseamos ser muy parecidos a los portugueses, los daneses o los españoles, o sea, ser soberanos y decidir sobre nuestras escuelas, hospitales, elecciones, leyes, etc.
Lloret o Torremolinos, esa es la cuestión
En la Costa Brava las banderas estrelladas, con aire entre caribeño y pop, son el único resquicio de una identidad catalana diferenciada del resto de España. Sin embargo, a pesar de lo trabajada que está, resulta bastante endeble desde el punto de vista del turista que busca sol y playa.
Cataluña: Derecho y Política
El gran logro del independentismo catalán, por el momento, radica en haber hecho creer a muchas personas que el Estado español arroja su gélido derecho contra la cálida política que ellos defienden, la política de los sentimientos de una pueblo que ansía constituirse en Estado.