Parapetados en unas etiquetas sencillas, siempre siniestras, hemos subestimado de continuo a nuestro cine, un cine que es más de lo que se le presupone y que ha salido adelante a pesar de las barreras y las hueras acepciones de cerrado, lánguido, sórdido o importuno. Pero cualquiera de las tres películas seleccionadas para elegir la candidata española en la carrera a los Oscar era susceptible de estar donde finalmente ha llegado la de Almodóvar.