Icíar Bollaín: "Quiero ver también el MeToo de la política y de la empresa"
La cineasta presenta en el Festival de San Sebastián la cinta 'Soy Nevenka', que narra la historia real de Nevenka Fernández, el primer caso conocido de acoso sexual en la política española.
Quedaban más de 17 años para que el MeToo copase titulares, para que las pancartas con mensajes como "ni una más" o "tranquila, hermana, aquí está tu manada" llenasen las calles un 8-M, pero en Ponferrada en el año 2000 se sentó un precedente que quedaría grabado en la historia de la lucha contra el acoso sexual de España. Nevenka Fernández, entonces concejala de Hacienda del ayuntamiento, denunció al alcalde, Ismael Álvarez, por acoso sexual.
Fernández llevó a juicio al primer edil, considerado todo un héroe por buena parte de la población de la localidad leonesa, y este fue condenado en 2002 con una multa de 6.480 euros e indemnización de 12.000 euros. Sin embargo, la calle no dio la razón a Nevenka, quien tuvo que marcharse de España y tuvo que soportar el ostracismo al que se la condenó por romper un acoso que para muchos era vox populi.
Todavía quedaba un año para que Icíar Bollaín estrenase Te doy mis ojos, una de las cintas que más cruelmente ha mostrado la violencia de género, pero la cineasta recuerda haber seguido el caso. Este sábado 21 de septiembre, Bollaín presenta en el Festival de Cine de San Sebastián Soy Nevenka, una cinta de Movistar + basada en las vivencias de Nevenka Fernández y el acoso de Álvarez para la que ha contado con Mireia Oriol y Urko Olazabal como protagonistas. La película llegará el 27 de septiembre a cines.
Tal y como cuenta Bollaín en su charla con El HuffPost, se trata de un tema que "cada vez es más pertinente, está el tema cada vez más en todas partes", apunta en relación al acoso sexual. Para ella, todavía queda mucho por saber y comprender acerca del acoso sexual y las vivencias que, como muestra en la película, llevaron a Nevenka a un estado de ansiedad y un trastorno por estrés postraumático diagnosticado.
"No tengo la sensación de que entendamos muy bien qué pasa dentro de un acoso, por qué a estas personas les cuenta tanto romper ese asedio", confiesa. En un año en el que la industria del cine español ha roto su silencio, Bollaín asegura que queda mucho por conocerse tanto en este como en otros ámbitos. "Se habla más pero hay algunos ámbitos en los que todavía está sin tocar", detalla, aunque admite que la acogida social sí que ha cambiado.
¿Te ayudó o inspiró que se hiciera el documental Nevenka (Netflix) hace tres años y que ella se abriera a hablar por primera vez?
Sí, hemos contado con ella desde el minuto uno. Pero en realidad fue una idea de los productores —Koldo Zazua y Juan Moreno—, que me propusieron hacer en ficción la historia de Nevenka. Ahí sí revisé el documental y volví a leer el libro de Millás y dije “efectivamente, aquí hay una historia...”, pero no es a raíz de eso. Es al revés, se le ocurre a ellos y a mí me parece una gran historia para contar. Fue muy pertinente cuando se contó en esos dos medios, por supuesto, pero cada vez es más pertinente, está el tema cada vez más en todas partes.
No tengo la sensación de que entendamos muy bien qué pasa dentro de un acoso, por qué a estas personas les cuenta tanto romper ese asedio. Entonces, nos contactamos y lo primero, por supuesto, era hablar con ella, que estuviera de acuerdo, etc. Nos dijo que sí y fue el principio de muchas conversaciones que hemos ido teniendo a lo largo de dos años. En ese tiempo íbamos viendo también a gente cercana a ella, gente no tan cercana pero que les conoció y conoció la historia y a lo largo de ese tiempo volvíamos a hablar con ella con lo que nos habían contado, lo que sabíamos... Ha sido un trabajo largo y bonito de llevarla siempre al lado, sobre todo. No hasta el final, hasta que estuvo acabado, pero sí todo el proceso.
Han pasado más de 20 años del caso, ¿se seguía acordando la gente del caso Nevenka o habéis tenido también que recordarlo a un sector de la población?
Hay quien se acuerda muy bien y quien no. Nos hemos encontrado de todo. Cuando me han preguntado que qué estaba haciendo y he dicho que la historia de Nevenka Fernández, mucha gente sí que se acordaba. El documental también lo ha refrescado mucho. Pero no pensé tanto en volver a contarla porque se hubiera olvidado, sino porque me parecía muy pertinente. Me pregunto sobre todo, a la hora de hacer una película, ¿esto ahora qué nos cuenta o qué aporta? En este caso tenía muchísimo.
Después de un año en el que veníamos de la ley del ‘solo sí es sí’, del caso Rubiales, etc. ¿Ha cambiado tanto la situación como pensamos?
Ha cambiado la situación del acoso, que no hace más que aflorar por todas partes y tiene que aflorar. Se habla más pero hay algunos ámbitos en los que todavía está sin tocar. Se habla del deporte, de la cultura, pero quiero ver también el MeToo de la política, de la empresa... Y eso todavía no aparece tanto.
La cosa no ha cambiado, ha cambiado la percepción del acoso, que creo que socialmente ahora las víctimas no se quedan tan solas como se quedaban antes. Lo que has mencionado de Jenni Hermoso, la sentencia de La Manada... Hubo una respuesta social impresionante. Creo que ahora sí que entendemos mucho más lo que es, entendemos quién es la víctima y el apoyo que hay que darle.
Precisamente este año con el caso de Carlos Vermut se rompió el silencio sobre el acoso en el cine español, ¿quedan por salir denuncias en el mundo del cine?
Queda por salir en toda la sociedad, es lo que te decía antes, creo que hay ámbitos que todavía no se habla y no me creo yo que no haya abuso de poder y que no haya acoso. Queda mucho por salir. Afortunadamente va aflorando, pero queda mucho.
En el caso del fiscal, esa escena del juicio, ¿cómo planteasteis ese retrato que tanto se critica de que la justicia sigue siendo patriarcal?
Bueno, este era un dinosaurio. De hecho, creo que es la primera vez en la historia y creo que la única que se ha retirado a un fiscal, además de un Tribunal Superior de Justicia. Era muy espectacular lo de este señor. Creo que en esa época no sé yo si era lo habitual. Porque lo de este señor era increíble, luego estaba en los programas de radio durante la instrucción y el juicio diciendo cualquier cosa e insultándola. Era muy fuerte.
A Nevenka se la cuestionó socialmente y su noticia fue recibida con muchísimo rechazo. Vimos hace no tanto cómo a la víctima de La Manada también se la cuestionaba o se tachaba de interesadas a la víctima de Dani Alves o a Jenni Hermoso, ¿sigue existiendo ese caldo de cultivo del rechazo social a las víctimas de abuso?
Bueno, la víctima de La Manada tuvo mucho cuestionamiento, pero luego tuvo una respuesta social en la calle impresionante. A mí de las cosas que más me han emocionado en los últimos años de “aquí está tu manada”, esos 8-M... De la víctima de Dani Alves lo que me llama muchísimo la atención es el protocolo. Lo bien que funcionó, cómo inmediatamente detectaron que había habido un problema, que ella no estaba bien, el guardia de seguridad, creo que fue. El protocolo se activó superbien, eso sí que es un gran cambio. Luego, claro, siempre habrá gente que cuestione el testimonio de las mujeres. Es una cosa ya ancestral que cargamos con ella, pero creo que sí que hay mucha más sensibilidad desde diferentes lugares.
¿Cómo fue acercarse a Ponferrada? Tengo entendido que no pudisteis grabar en el Ayuntamiento, ¿sigue allí el caso presente y ese rechazo como se plasma en la película?
Él es una persona que tiene mucho peso en la ciudad todavía y mucho prestigio. Hay mucha gente que considera que fue un gran alcalde y que no tienen tan claro todo, que han comprado la versión de él, que lo niega todo. Nos acercamos primero como guionistas Isa Campo y yo, hablamos con mucha gente que nos ayudó a presentarnos a gente que la había conocido y que había trabajado directamente con ella. Eso fue muy interesante y sí que notabas que Ismael fue una persona que tenía un peso en la sociedad. Luego nos acercamos con la productora para pedir el permiso de rodaje y no hubo respuesta, por lo que entendimos que no éramos muy bienvenidos y nos planteamos otro sitio de rodaje.
Pero sí que hemos encontrado apoyo, con gente que sí que tenía ganas de que se contara la historia. Es verdad que también duele estar otra vez en la crónica negativa y eso sí que lo notamos en la gente que nos ayudaba, que les daba pena volver a estar ahí. Yo les decía “bueno, pero Nevenka es ponferradina y es una mujer valientísima, valiosísima, es un referente y eso también es Ponferrada”.
Vemos a un Ismael Álvarez interpretado por Urko Olazabal, que encarna ese prototipo de alcalde cacique, empresario, como se veía también con Jesús Gil, ¿cómo se fraguó ese personaje?
Hay muchísimo archivo gráfico, hay declaraciones diferentes y luego en ese viaje a Ponferrada hablamos con gente que le conoció, un exconcejal del PP que estuvo en una legislatura anterior a la de Nevenka y trabajó con él, funcionarios del ayuntamiento, un constructor que nos contó la manera de funcionar de él, periodistas locales que te contaban esa Ponferrada. Mucha gente nos ha ayudado a construir ese retrato. Era una persona muy pública, todo el mundo lo conocía.
¿Sigue estando presente en la política de hoy día ese perfil de político protagonista, un poco cacique?
No lo sé, no estoy tan metida en la política española. Supongo que sí los habrá, hay políticos que leo que dicen cosas que dices madre mía… Además el populismo es una cosa que está a la orden del día, no sé si tanto la figura de alcalde empresario como Jesús Gil o Ismael Álvarez, pero tampoco tiene por qué ser esencialmente negativo. Si sabes separar las cosas no pasa.
Después de haber abierto el debate social con Maixabel, ¿querías hacer lo mismo con Nevenka?
Tampoco me lo tomo como mi objetivo, sino que yo voy viendo historias que tienen un calado social, que tienen trascendencia y pienso que también, además de ser una gran historia, puede contribuir también a la conversación. Eso me parece como parte de la realización. Pero no me lo tomo como objetivo en sí mismo, pero ocurre.
¿Ha habido encuentro entre Mireia Oriol, la actriz protagonista, y Nevenka Fernández?
Pues le dieron un premio a Mireia en Edimburgo y a Nevenka el Ministerio de Igualdad cuando estábamos en el proceso previo al rodaje y le dije que viniera. Luego también hubo un viaje organizado a ir adonde vivía Nevenka para que ella la conociera. Luego vino a rodaje, tendrás que preguntarle a Mireia cómo fue (risas). Pero bueno, imagino que bonito.
Comentabas que te nutres mucho de la actualidad para desarrollar tus proyectos, ¿hay algún otro hecho o acontecimiento que tengas pendiente llevar a la pantalla?
Hay muchísimos, falta tiempo para hacerlo. Hay muchas cosas, muchas historias no contadas, muchas figuras femeninas muy olvidadas que van saliendo... Hay muchas cosas que contar, no te puedo decir una.
La película se ha presentado en la Sección Oficial de San Sebastián, ¿qué acogida crees que va a tener de cara a la temporada de premios, en los Goya, por ejemplo?
Espero que sí, hay grandísimos trabajos. El de los actores, hay muy buenos trabajos también en el personaje de ella del equipo de maquillaje y arte. Al final es una película de época, del año 2000 ha cambiado todo: los móviles, los coches, la tipografía de las fachadas, los peinados... Por ejemplo, ahora mismo hay muchísima gente con barba, tuvimos que afeitar a un montón de actores porque entonces la gente no llevaba barba.
En San Sebastián tengo muchas ganas por el público, porque es un público muy cinéfilo, muy cariñoso y viene ella también. Creo que va a ser especial.
Esta película la ha producido Movistar +, ¿te verías haciendo una serie con ellos o con cualquier otra plataforma?
Claro que sí. He hecho tres proyectos que al final no han salido, pero no es porque no quiera sino porque no han surgido.