El ataque israelí se ha cobrado la vida de hasta quince milicianos de Hizbulá, entre ellos, Akil, líder de la citada Fuerza Radwan, y Mahdmud Wehbe, otro destacado comandante de la milicia.
"Devolveremos a residentes del norte a sus hogares", promete Netanyahu, cuando la cifra de muertos llega ya a los 32 y los heridos superan los 3.200 en 24 horas.
El partido-milicia libanés ha sufrido un golpe devastador del que acusa a Israel, por más que Tel Aviv no lo reivindique. Además de perder a miles de miembros, sus debilidades han quedado al descubierto. Promete una "represalia adecuada".
Diversas informaciones apuntan a que se trata de una operación en la que el Mossad habría instalado explosivos en miles de estos dispositivos importados. La empresa culpa al fabricante, con sede en Hungría, y anticipa "demanda internacional".
El profesional fue alcanzado por fuego israelí en una carretera donde suele esperar a que le recoja una patrulla internacional, según la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN).
Israel confirmó la muerte del comandante de las fuerzas Radwan en la región de Hajir, el cuerpo de élite de Hizbulá, identificado como Ali Ahmed Hasin, además de otros dos supuestos miembros de la insurgencia libanesa.
El Ejército israelí también ha atacado posiciones de Hizbulá en el sur de Líbano en respuesta a lanzamientos de cohetes y misiles antitanque. El tercer convoy de ayuda humanitaria cruza el paso egipcio de Rafah, mientras se prohíbe a la prensa hacerlo.