Las negociaciones para un alto el fuego vuelven a encallar, cuando crece la crisis sanitaria y más de 200.000 civiles han tenido que desplazarse en sólo una semana.
La aspirante a la candidatura demócrata a la Casa Blanca podría mostrar un tono más cercano a los palestinos, por su defensa de los derechos humanos, pero su política con Israel se espera idéntica. Volantazos, no. Un poco de sensibilidad más.
Este gabinete se formaría bajo el consenso de las 14 facciones palestinas firmantes y la decisión del presidente, y se regiría por la Ley Básica Palestina.
“Todavía queda trabajo por hacer y se trata de cuestiones complejas, pero ese marco ya está acordado tanto por Israel como por Hamás”, ha asegurado el presidente estadounidense.
Avisó "con alto grado de precisión" del intento de secuestro de civiles y militares. Una revelación que se suma a las declaraciones de altos mandos militares o de espionajes extranjeros en la misma dirección.
Netanyahu "ha dado a sus fuerzas de seguridad carta blanca para atacar objetivos civiles de forma amplia e indiscriminada en Gaza", indica el documento.
El secretario de Estado Blinken sostiene que es una señal "esperanzadora" de sus portavoces en el exterior, pero que debe ser refrendada por los que quedan dentro de Gaza. Israel ha "reafirmado su compromiso con la propuesta", confirma.
El plan de alto el fuego en la franja palestina se convierte en un mortal juego de supervivencia entre las partes, cuando los muertos superan los 36.000 y se acumulan los ataques en camps de refugiados y la muerte por hambre de menores.
Un ministro ultra afirma que la agencia de la ONU debe 7 millones de euros por operar en tierras pertenecientes a Israel "sin consentimiento durante los últimos siete años". Tras esta persecución, la denuncia sin pruebas de lazos con Hamás.
La vicepresidenta Harris cree que la palabra "trágico" no empieza ni a describir el ataque israelí en Rafah, donde decenas de civiles han muerto carbonizados tras ataques de Israel sobre tiendas de campañas.
El Gobierno español, junto a Irlanda y Noruega, da hoy el paso de llamar estado a un territorio que no lo es aún, pero lucha por serlo y necesita empujones diplomáticos para que su causa no decaiga. El precio: una crisis diplomática seria con Israel.
El primer ministro de Israel, que ya arrastra una importante impopularidad, se ha visto en una semana sepultado de malas noticias. En Gaza, todo sigue igual.