Álvaro Uribe y el exprocurador Alejandro Ordóñez son dos enemigos de la paz con la guerrilla -que no con los paramilitares- que, con un relato de medias verdades, han conseguido reducir el horizonte de ratificación de los acuerdos en una suerte de conversión castrochavista de Colombia, desdibujada por la impunidad, el atropello y la falta de Estado de derecho. Algo, curiosamente, que caracterizó a la presidencia de Álvaro Uribe durante sus ocho años de Gobierno.