El nuevo director del CENIEH cree que de todas las actividades científicas se puede sacar rendimiento económico. "Los técnicos pueden trabajar para empresas que nos contraten, pero también los geólogos podemos hacerlo para el sector privado como personal del centro e incluso los paleontólogos, en investigaciones forenses".
La vida en grupo y la cooperación han jugado un papel fundamental en los orígenes del hombre. Sin la compleja red de relaciones en las que vivimos, nada de lo que vemos hubiera sido posible. Nuestro cerebro se ha visto influido por la existencia de gran diversidad de congéneres que nos obligan a realizar mil cálculos sociales cada día.
Un equipo de investigadores ha encontrado restos fósiles de un niño que vivió hace 1,5 millones de años en Tanzania. Murió de hambre. Desde entonces hemos evolucionado mucho, el cerebro creció y ya no somos cazadores. Ahora se mata cambiando cifras en una pantalla de ordenador. Todo un avance.
Desde la idea de que la gente es mala, egoísta, o violenta por naturaleza no podemos relacionarnos de una manera sana con otras personas. Si cada vez que interaccionamos con alguien pensamos que este quiere aprovecharse de nosotros, la cooperación se dificulta y es más complicado ser feliz.
Nuestra diversidad también ha dado lugar a páginas negras de esclavitud, intolerancia, explotación, marginación y guerras. Son las dos caras de la moneda. La diversidad humana, física o cultural, ha sido fuente de progreso y belleza pero también de mucho sufrimiento.
Como animales hipersociales que somos, nos va la vida en la capacidad de anticipar y manipular el comportamiento de los demás. No parece descabellado que haya sido esta la causa principal de nuestro gran cerebro.