En Argentina se llamó Guerra Sucia, como si los 25.000 torturados y desaparecidos hubiesen integrado una facción armada. El nombre correcto es "terrorismo de Estado", que es la peor forma de terrorismo. Pero el más infantil de los argumentos en favor de los golpes militares todavía reza, con voz reumática y mirada senil, "yo sé lo que digo porque lo viví".