No participará en acciones contra los hutíes, como los bombardeos que llevan a cabo desde hace semanas EEUU y Reino Unido, pero sí "bloqueará" los ataques contra navíos. España ha dicho por ahora que no se va a sumar.
La pelea China- EEUU por la región hace de los comicios en la isla algo mucho más grande que un duelo doméstico. Pekín lo ve como una disyuntiva entre la guerra y la paz. El favorito defiende la soberanía de facto y una identidad separada de China.
"La industria no da abasto con la demanda de aviones, pero quien puede esperar prefiere Airbus", defiende el presidente de la compañía, Alberto Gutiérrez.
Que se vean los líderes de las dos principales economías del mundo, enfrentadas a cara de perro, es una buena noticia. Pero tampoco lancemos las campanas al vuelo: de San Francisco no saldrán soluciones definitivas, pero quizá sí un par de acuerdos.
Una delegación centrada en comercio, encabezada por el vicepresidente de la Comisión, explica en Pekín que "la guerra es un desastre global" y hay que abordarla.
El pacto entre Washington y la isla facilitará la administración aduanera y el comercio, lo que los chinos ven como un abuso, dado que entienden que hablamos de un territorio propio, no independiente.
El Gobierno de Mauritania quiere reforzar lazos con Madrid, más allá de la pesca clásica, apostando por trabajar en materias como energías y cooperación. Y ya tiene planes concretos.
"Debemos luchar por el desarrollo de marcas nacionales, automóviles nacionales y otros productos nacionales", dice a sus empleados. Que prediquen con el ejemplo.
Culmina una cumbre "histórica", tras ocho años de distancia, que sirve para impulsar la relación entre las dos partes. España ha sido la principal impulsora del evento.