Una investigación periodística saca a la luz supuestas malversaciones, blanqueo de capitales e incluso indicios de elusión fiscal de proveedores de servicios financieros.
El nuevo mandatario debe relanzar las conversaciones de paz para unificar la isla, arrinconar la corrupción y luchar contra la pérdida de poder adquisitivo.
Un hombre se sube a un avión y decide parar el mundo. En Chipre. Procedente de un país árabe, de mayoría musulmana. Para impresionar a su ex mujer. A primera hora de la mañana y con el planeta en alerta por los recientes ataques terroristas de Bruselas. Dice tener un cinturón de explosivos y exige que el vuelo sea desviado al aeropuerto de Larnaca. Y lo consigue.
El impacto de lo sucedido en Chipre afecta de la peor manera a toda la UE en el peor momento posible. Alguien debe hacerse responsable de todos estos errores: los ministros del euro deberían destituir al presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem.
Esto tiene que acabar ya. España es un integrante destacado de la Unión y no puede ser uno de los adalides de la reincidencia en el error. Y si todo lo ocurrido es una oportunidad para terminar con ese coladero de recursos que son los paraísos fiscales dentro del territorio de la UE, pues que se haga con firmeza, y que se haga ya.