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Artur Mas y el ardor guerrero
Hay otras vías, otras posibles salidas. ¿Fáciles? Ninguna lo es. Pero antes de que Artur Mas acabe por intoxicarse del todo con su propio ardor guerrero, antes de que la frustración entre los catalanes estalle, antes de que la corrupción negra, la blanca y la gris arrastre lo mejor de la Transición por el desagüe, ¿no podría el presidente del Gobierno tomar la iniciativa? No espere al 10N, Sr. Rajoy. Eso sí sería una excelente noticia, para quienes creemos que la convivencia aún es posible.
No es un problema de Cataluña: por qué es necesaria una España Federal
No es un problema de Cataluña. El descontento es general por diferentes motivos y, en consecuencia, es un problema de España. Además, entre el independentismo de unos y el inmovilismo de otros nos pueden llevar al desastre. Desde la sociedad se debe de intervenir. No podemos permanecer como meros espectadores. Es demasiado importante lo que nos jugamos.
La inmersión lingüística y el pensamiento mágico
Resulta realmente escandaloso que tanto desde la Generalitat como desde ERC, PSC, ICV-EUiA y CUP se mienta para defender un modelo lingüístico que no se aplica en ningún otro país con situaciones de bilingüismo y que tan solo es reivindicado desde posiciones ultraconservadoras como las del Tea Party.
Se busca un Gordon Brown
Hoy Rajoy sabe que por encima de la crisis económica su principal reto es dar solución al problema catalán. Y, aunque aguarda -dicen- a que se visualice de forma nítida que ni Cataluña ni Artur Mas pueden doblar el pulso al Estado, también cuentan que cada día parece más convencido de que hay que revisar los defectos de la regulación constitucional en lo que respecta al modelo territorial.
Thanks, Mr. Brown
El escocés y laborista Gordon Brown, hombre de Estado, consumado orador y mitinero brillante, sin la menor concesión al populismo, no sólo convenció a votantes indecisos y logró que un significativo sector de laboristas escoceses diera marcha atrás en su intención de votar a favor de la independencia, sino que impresionó a la opinión pública británica, y no sólo a la laborista.
Sin duda
35 años de democracia no han conseguido que el nacionalismo español acepte que no puede asimilar a toda la nación catalana a golpe de constitución. Hay demasiados problemas y retos de carácter social, económico y cultural por solucionar en Catalunya y el tiempo y la energía social que dedicamos al conflicto con el Estado español es un lujo que no podemos permitirnos.
No, la calidad de vida caería de forma clara
Tenemos un régimen que, pese a su innegable imperfección, nos ha permitido alcanzar cotas de libertad, riqueza, bienestar y paz desconocidas en la España de anteriores épocas. Y esto ha sido así de forma especialmente notable en Cataluña, una de las autonomías más pujantes.
No, la secesión perjudicaría a los ciudadanos
La secesión perjudicaría a los ciudadanos, una gran mayoría sufriría al ver desgarrarse sus identidades plurales y compartidas; obligados a considerar como extranjeros a buena parte de sus conciudadanos, de repente muchos deberían considerar como extrañas cosas que les eran propias.
Sí, porque la independencia reforzaría la democracia
La mayoría de los catalanes no queremos montar ningún imperio ni conquistar a nadie; simplemente deseamos ser muy parecidos a los portugueses, los daneses o los españoles, o sea, ser soberanos y decidir sobre nuestras escuelas, hospitales, elecciones, leyes, etc.