No es un problema de Cataluña: por qué es necesaria una España Federal
No es un problema de Cataluña. El descontento es general por diferentes motivos y, en consecuencia, es un problema de España. Además, entre el independentismo de unos y el inmovilismo de otros nos pueden llevar al desastre. Desde la sociedad se debe de intervenir. No podemos permanecer como meros espectadores. Es demasiado importante lo que nos jugamos.
¿Por qué es necesaria una Declaración Federal y una reforma de la Constitución en esa dirección?
Somos conscientes de que hay problemas más acuciantes como el paro o la creciente pobreza; sabemos que no es esta la única reforma de la Constitución, pero la que proponemos es trascendental para la convivencia futura de los españoles.
-Es cada vez más evidente el agotamiento o disfunción del modelo territorial que pactamos y aprobamos en 1978.
-No es un problema de Cataluña. El descontento es general por diferentes motivos y, en consecuencia, es un problema de España. Además, entre el independentismo de unos y el inmovilismo de otros nos pueden llevar al desastre. Desde la sociedad se debe de intervenir. No podemos permanecer como meros espectadores. Es demasiado importante lo que nos jugamos.
-Han transcurrido 34 años y hay que poner al día nuestro sistema democrático con esta y otras reformas.
-Pensamos que el federalismo es la culminación natural y lógica del Estado de las Autonomías.
-Es el modelo que mejor garantiza un destino común, basado en la solidaridad y la lealtad por medio de la cooperación, en el respeto a las diferencias y particularidades de nuestra sociedad.
- La prueba es que en 1978 nos dimos una Constitución con notable descentralización política pero que no era federal sino un híbrido con bastantes imprecisiones que han dado motivo a un sin fin de conflictos.
- Es evidente que en un proceso de globalización creciente hay que mantener la unidad ante los grandes retos así como en el seno de la UE, pero al tiempo capaces de ser eficaces en cada comunidad política, a los distintos niveles.
- El referendo escocés, así como todas las encuestas, demuestra que la mayoría de la ciudadanía no está por el todo o nada, por el inmovilismo o la ruptura sino por terceras vías que en España se llama federalismo.
¿Es el Estado de las Autonomías, en la práctica, una federación? En nuestra opinión, no.
- No hay un reconocimiento acabado de las plurales identidades de los territorios que componen España.
-El reparto de competencias es confuso. En una federación, la distribución de competencias es decir, " quien hace qué", está clara y no se deja al albur del "podrá ser de esta o de la otra manera", como sucede en la actual Constitución. En realidad, no tenemos un sistema constitucionalizado de reparto del poder, preciso y sólido.
- El actual Senado es inoperante por no decir inútil. Una Cámara o Consejo de las Comunidades políticas, sea cual fuere el nombre que estas reciban, tiene capacidad legislativa plena en ciertas materias y es instrumento esencial para la participación de las comunidades en los asuntos europeos.
- La financiación no está prácticamente expresada en la Constitución. Queda demasiado al albur de las mayorías que se formen en cada momento o de los compromisos electorales de los partidos.
¿ Es la federalización un modelo para dar ventaja a algunas Comunidades Autónomas o para calmar su descontento?
- Creemos que no es así. Lo que ha dado ventajas en el pasado a ciertas CCAA ha sido el convertir en partidos " bisagra" de la política española a los partidos nacionalistas y, en especial, a algunos. O la situación actual, en la que casi todas la CCAA desean y, en ocasiones lo consiguen, establecer relaciones bilaterales con el Estado lo que conduce a una especie de " confederación" vergonzante o encubierta que la Constitución no contempla.
-La Federación nace precisamente para la unión, para que se respete el principio de igualdad de los ciudadanos, lo que no quiere decir simetría en lo que es de suyo asimétrico.
¿Contentaría una España federal a los independentistas? Si no es así, ¿para qué cambiar?
- Es un error pensar que la reforma de la Constitución, en este aspecto, se hace para calmar el independentismo. El intransigente o encastillado nunca se contentará, pero si podemos ampliar mucho la base de los que queremos una solución a un problema real y hoy no ven ninguna propuesta alternativa que de respuesta a sus aspiraciones.
- Insisto no estamos ante un problema catalán o vasco. Estamos ante un problema de España que exigiría una reforma de la Constitución, consensuada y votada entre todos. No hablamos de un proceso constituyente sino de una reforma de la Ley de Leyes. Habría en en este sentido dos procesos de decisión, en este caso ambos plenamente constitucionales. La reforma de la Constitución sería votada por el conjunto de los españoles y la reforma de los Estatutos, que esa reforma llevara aparejada, sería votada en cada uno de los territorios. Con una precaución; una vez votados por los ciudadanos no cabría recurrir al Constitucional. En su caso, antes. Porque si alguien cree que la actual situación se arregla con un apaño con el nacionalismo catalán está equivocado.
¿Qué tipo de federación? ¿Tendrían todas las comunidades políticas las mismas competencias?
- Es obvio que este sería el objeto del diálogo, la negociación y el pacto y no puede responderse de antemano en todos los detalles. La experiencia nos indica que el consenso es un punto de llegada, no un punto de partida. Cuando se pretende lo contrario es que no se quiere negociar. Creo que sabemos algo de esto, pues conseguimos consensos más difíciles en el pasado.
-Tenemos mucho terreno andado, no partimos de cero, pues como hemos señalado con anterioridad, España es hoy un Estado políticamente descentralizado y de lo que se trata es de completarlo y ordenarlo en un sentido federal.
- Las discusiones sobre asimetría, simetría, etc nos parecen bizantinas y de personas que en realidad no quieren abordar el problema. España es ya asimétrica y lo ha sido desde el principio. Hoy, no todas las CCAA tienen las mismas competencias, ¿ acaso todas tienen policías autonómicas o regímenes fiscales iguales? Lo que hay que conservar, por encima de todo, es la igualdad de todos los ciudadanos y la solidaridad.
¿ Está dentro de nuestra tradición histórica la idea federal o es un artificio exótico?
- En nuestra opinión está imbricada en nuestra tradición democrática. Nos hemos ido formando mediante la yuxtaposición de reinos, territorios a lo largo de la historia, hasta formar lo que hoy es España . Se han mantenido, a veces a trancas y barrancas, lenguas, culturas, formas jurídicas, instituciones políticas a lo largo del tiempo. Por eso, en los cortos periodos democráticos, la tendencia siempre fue federalizante o claramente federal. La Revolución de 1868 se deslizó hacia la I República, federal, que acabó en fracaso, pero no debemos obviar que se le hizo la vida imposible desde el inicio y, entre todos, acabaron con ella. Además, esto sucedió hace más de 140 años. En la II República también se fue hacia el reconocimiento de los Estatutos de Cataluña, Euskadi y Galicia y la Dictadura acabó con todo. En 1978 establecimos un Estado que apunta hacia la federación.
- Hoy la situación está madura para una estructura federal que no obedece a ningún principio ideológico, ni es de izquierdas o de derechas, sino un instrumento útil de organización y distribución del poder que garantice la unidad en la diversidad de nuestra convivencia futura.
Hemos invitado a personas de diferentes CCAA para expresar, aunque sea simbólicamente, nuestra férrea voluntad de seguir caminando juntos como siempre, porque es lo mejor para todos, lo más solidario y, en consecuencia, lo más democrático. Y, por encima de todo porque nos apreciamos, porque hemos luchado juntos, nos han perseguido juntos y hemos conquistado la democracia juntos y nada ni nadie nos va a dividir.
La idea es abrir un debate en toda España, ir creando un estado de opinión con el fin de impulsar a las fuerzas políticas a que dialoguen, negocien, pacten la reforma de la Constitución pues nosotros, los ciudadanos, con nuestro voto, decidiremos en última instancia.