No es la desigualdad; es la explotación
El empeño de la izquierda (o de cierta parte de ella) en centrarse en la desigualdad es completamente comprensible; pero que no espere que movilice a nadie. El problema no está en cómo de desiguales somos, sino más bien en cuáles son las consecuencias de dicha desigualdad en términos de las posibilidades de explotación de unos por otros que la misma ofrece. Esta es la clave del asunto, y en ello se debería centrar la agenda política de la izquierda española y global.