Ya estaban en pista, camino de Italia, cuando hubo que llamar a la Guardia Civil por su actitud. La joven y otro músico salieron de la aeronave botella en mano.
Centrémonos en una noche alcohólica hasta niveles de intoxicación, la exaltación de la amistad, la visión doble, en definitiva, el descontrol. Uno empieza como si nada, una cervecita, un cubatita, y caen dos, llega la media docena, y al final pierdes la cuenta. Después de un fiestón alcohólico, uno se levanta con la famosa resaca.