Durante hora y media asistimos a un viaje emocional que no nos da tregua, despojado de artificios, que nos deja un nudo en la garganta y otro en la boca del estómago. Y un desasosiego sin estridencias. La vida puede ser hermosa, sí, pero también puede ser demoledora, como ese mar enfurecido de la costa gallega que, cuando se torna bravo y rabioso, no se anda con contemplaciones.
Estoy pues a la espera de que el director manchego me sorprenda alguna vez con una película protagonizada por mujeres fuertes, autónomas y valientes. Mujeres que no sean esclavas de las historias que para ellas tejen los hombres y que sean capaces de salvarse por sí mismas.
¿Por qué deciden tantos directores españoles y mexicanos rodar en inglés y qué es lo que eso significa? La razón parece clara: en Estados Unidos está el dinero y la caja de resonancia que puede hacer que sus películas de estética hollywoodiense se distribuyan por todo el mundo.
Lo cierto es que muchos directores de cine, por ejemplo, son un poco -¿cómo decirlo?- planos -quizás sea la palabra que más se les ajusta-, y creen que si un actor es gay no vale para interpretar a un personaje hetero, o piensan que el público no lo va a aceptar.
Estoy en calzoncillos y camiseta frente al ordenador, a través de las ventanas puedo ver la Quinta Avenida. Desde la intimidad aprovecho para entrevistarme. En lo poco que va de texto ya no estoy en Nueva York, sino en Los Angeles, bajo mi terraza oigo rugir los coches por Sunset Boulevard.
Resulta reconfortante que Almodóvar haya vuelto a la comedia en unos tiempos en que todos conocemos ya a alguien cuya situación empieza a ser desesperada. Y en este país, lo que más gracia nos hace son los chistes de caca, de pedos, de mariquitas...
Porque Almodóvar nos retrata como somos, no todos, claro está: sexo adictos, drogadictos, contradictorios, desequilibrados... retrata una sociedad desquiciada capaz de hacer cualquier cosa con tal de olvidarse de los problemas -tantos y tantos- que tenemos y de los que no podemos deshacernos
Aunque pueda extrañar que en la capital inglesa se conozca esta época cultural de Madrid, lo cierto es que encaja perfectamente en el ambiente cosmopolita londinense. "Como sabréis, Almodóvar arrasa con audiencias de norte a sur del globo y Londres no es excepción.
Los desahucios son una verdadera catástrofe que, al igual que tornados, huracanes y terremotos, requieren de los gobiernos unas medidas inmediatas y eficaces que solucionen la situación de desesperación y absoluto desamparo de sus víctimas. Han hecho falta dos suicidios para que Rajoy diga "espero que paralicemos el lunes los casos de familias vulnerables", aunque viniendo de él esto puede significar cualquier cosa.