Hoy en día, si con tu vehículo atropellas a un ciclista y éste fallece, puedes marcharte sin ningún problema. Eso es lo que le pasó a mi marido, Óscar, en 2013. Murió tras ser atropellado por un camión de camino al trabajo. El conductor se marchó del lugar sin socorrerlo. Horas más tarde, la Guardia Civil le localizó tras el aviso de un taller mecánico de la zona: alguien había llamado porque quería cambiar el parachoques de su camión.