Pregúntale cómo está, escúchala sin juzgar, hazle sentir que no está sola, que tiene una amiga o un amigo con quien puede contar, créela aunque lo que te cuente suene a ciencia ficción...
En la misiva, la propietaria del perro detalla que es víctima de abuso doméstico y que no puede permitirse el lujo de llevar al cachorro con ella en el avión.