Hay votos para el cambio

Hay votos para el cambio

Hay votos para el cambio tan necesario en España si se dejan a un lado propuestas que no concitan un apoyo mayoritario, y volvemos al núcleo de la política, que no es otro que el diálogo, el pacto, la transacción y la búsqueda de denominadores comunes. Un cambio que hoy puede abrir el camino a cuestiones especialmente relevantes, como la emergencia social que no puede esperar. Por eso, invito a Podemos y a Pablo Iglesias a que se piensen dos veces su negativa a hacer posible el cambio. Y se lo pido desde Catalunya, posiblemente, el lugar de España que vive con más angustia la continuidad de un Gobierno incapaz de dialogar.

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Foto: EFE

El martes 12 de abril, en una votación en el Congreso, era admitida a trámite la proposición de ley de Podemos, la denominada Ley 25 de Emergencia Social. Lo hacía con los votos a favor de PSOE, IU y Podemos y con el único voto en contra del PP. La abstención de Ciudadanos y otros partidos para incorporar enmiendas en el proceso legislativo ha hecho posible que el Congreso empiece un trámite que, si Podemos no lo remedia, acabará de forma abrupta su corta andadura el próximo 2 de mayo. Una vida efímera para una ley necesaria.

Lo que demostró la votación del 12 de abril, y otras que se han ido produciendo estos días, es que hay votos en el Congreso para confirmar un Gobierno de cambio.

Hay votos para el cambio tan necesario en España si se dejan a un lado propuestas que no concitan un apoyo mayoritario, y volvemos al núcleo de la política, que no es otro que el diálogo, el pacto, la transacción y la búsqueda de denominadores comunes.

El cambio cobra ahora más fuerza que nunca. Un cambio que hoy puede abrir el camino a cuestiones especialmente relevantes: la emergencia social que no puede esperar, la igualdad, el progreso, la justicia, una mejor distribución de la riqueza...

Hoy, España no funciona. No funciona porque el PP ha gripado el motor de la justicia social y del progreso. No funciona porque el PP ha dado la espalda a los españoles y ha declinado toda actuación para solucionar los principales problemas que nos acucian. El PP, con Mariano Rajoy al frente, ha sido un agente activo en el crecimiento de las desigualdades y un agente inactivo en la resolución de problemas acuciantes. Como el problema del encaje de Catalunya en España.

Hay que decidir si lo que conviene es configurar una mayoría de cambio o forzar unas nuevas elecciones que aplazarán, en el mejor de los casos, un cambio que ya no puede esperar.

Las elecciones de diciembre arrojaron unos resultados que definen un nuevo panorama político. Hasta cuatro fuerzas políticas tienen capacidad de pacto para alcanzar un Gobierno estable. Pero sólo tres de ellas son partidos que quieren el cambio, a diferencia del Partido Popular, que abandera el mantenimiento del statu quo. Es absurdo que la posición maximalista de Podemos convierta una oportunidad de cambio en una nueva oportunidad para el PP.

Es inexplicable que el desacuerdo de tres beneficie en exclusiva a uno. Es inexplicable que el bloqueo de Podemos permita al PP volver a unas elecciones, cuando donde ha de volver es a la oposición. Es inexplicable que mantengamos un Gobierno en funciones, con un ministro que aparece en los papeles de Panamá, y que no haya manera de que dimita.

Hay que decidir si queremos un futuro donde se puedan construir puentes o queremos seguir levantando todos los muros que se nos ocurran.

Es sobre esto, sobre el futuro de todos nosotros, de los ciudadanos y ciudadanas, sobre las nuevas generaciones que han de ver en sus políticos otra manera de hacer las cosas, sobre lo que hemos de reflexionar.

Por eso, invito a Podemos y a Pablo Iglesias a que se piensen dos veces su negativa a hacer posible el cambio. Y se lo pido desde Catalunya, posiblemente, el lugar de España que vive con más angustia la continuidad, por breve que sea, de un Gobierno incapaz de dialogar.

Debemos reflexionar entre todos sobre cómo hacer realidad lo que se necesita y lo que es justo, cómo sumar para que el cambio se produzca.

Hay que decidir si lo que conviene es configurar una mayoría de cambio o forzar unas nuevas elecciones que aplazarán, en el mejor de los casos, un cambio que ya no puede esperar.

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