El "banco malo"
Se creará en el plazo de tres meses y existirá durante diez o quince años. Su objetivo será extraer valor a través de su gestión e intentar vender, al mayor precio posible, los activos con los que se quede y que hoy perjudican la viabilidad de las entidades bancarias.
El pasado viernes 31 se aprobó el marco general de funcionamiento del llamado "banco malo", lo que, en términos formales, se conoce como Sociedad de Gestión de Activos (SGA). Se ha debatido mucho en los últimos meses sobre la conveniencia o no de su creación en España pero las condicionalidades impuestas desde Europa para la ayuda al sector bancario han motivado finalmente su instrumentación. Vamos a tratar de esclarecer qué tiene este nuevo mecanismo de "banco" y qué tiene de "malo".
¿Cuál es su finalidad?
Fruto de la burbuja inmobiliaria, las entidades bancarias concedieron gran cantidad de préstamos a empresas que se dedicaban a la promoción y construcción. Este sector ha sido uno de los más dañados con la crisis económica y ha hecho que los préstamos que le fueron otorgados se convirtieran bien en activos de dudoso cobro o, al ejecutar las garantías asociadas a ellos, en viviendas, solares o edificios a medio construir que conviven en el balance de los bancos junto con préstamos "sanos" concedidos a familias y empresas.
Tal como contamos cuando hablamos de cómo afecta la morosidad a las entidades, los bancos deben hacer frente a una serie de costes para mantener los activos dañados:
- Asignar capital para el cumplimiento de los niveles exigidos de solvencia -profundizaremos en este concepto en próximos posts-, lo que les merma capacidad de utilizar estos recursos para la concesión de otros préstamos.
- Disponer de fondos para financiar estos activos (por la parte no financiada con el propio capital del banco), y su consecuente coste.
- Reconocer, como medida de prevención, provisiones, es decir, pérdidas que hacen que el valor que tienen estos activos para los bancos se aproxime al valor real de los mismos.
- Fijar recursos a su gestión y mantenimiento, desde servicios jurídicos, empresas de tasación o de recuperación de créditos impagados, hasta los gastos propios de una vivienda.
Esta dedicación de recursos provoca que los bancos no se dediquen plenamente a su actividad y negocio tradicional, que es la captación de depósitos y el otorgamiento de créditos a empresas y familias, con el consiguiente efecto perjudicial para el funcionamiento del sistema financiero y de la economía. Por lo que, el "banco malo" se crea con el fin de extraer de estas entidades estos activos que consumen recursos y esfuerzos.
¿Cómo se configura?
El llamado "banco malo", será una sociedad anónima que se creará en el plazo de tres meses y existirá durante diez o quince años. Su objetivo será extraer valor a través de su gestión e intentar vender, al mayor precio posible, los activos con los que se quede y que hoy perjudican la viabilidad de las entidades bancarias. No todos los bancos otorgarán activos a este "banco malo", sino sólo aquellos que precisen ayudas públicas a medio plazo. Se pretende que su capital sea fundamentalmente de inversores privados y que la participación pública, a través del FROB, sea inferior al 50%.
¿Qué beneficios o costes generará en los bancos y para el Estado?
En el precio que este "banco malo" pague a los bancos por la transmisión de los activos dañados -precio de transmisión- está la clave de esta respuesta. Este precio aún no está definido y esperamos tener más detalle en las próximas semanas. En la medida que el precio de transmisión sea bajo, los bancos deberán reconocer como pérdida la diferencia entre ese precio y el importe al que tenían valorados los activos, es decir, el valor del préstamo o inmueble menos las pérdidas (provisiones) ya realizadas, y con ello, mayores probabilidades tendrá el "banco malo" de obtener beneficio con su venta en el medio o largo plazo. Lo contrario pasaría si el precio de transmisión es alto.
Pongamos un ejemplo: el banco X tiene un edificio en construcción contabilizado a 100 euros, aunque ya ha reconocido una pérdida por 20 euros. Por tanto, el valor neto que hace que el banco X sea indiferente a venderlo o quedárselo son 80 euros (100 - 20). Si el "banco malo" lo compra por 70 euros, el banco X deberá reconocer una pérdida de 10 euros. Supongamos que a los 3 años el "banco malo" puede vender el edificio por 75 euros, entonces habrá tenido una ganancia de 5 euros. Por el contrario, si el "banco malo" lo compra al banco X por 80 euros, entonces en el momento de la compra el banco X no perdería nada, pero al venderlo a 75 euros, el "banco malo" perdería 5 euros.
Como conclusión, el "banco malo" realmente no será un "banco" ya que ni concederá créditos ni captará depósitos, sino que será una sociedad que gestionará activos inmobiliarios. El adjetivo "malo" realmente se emplea por el hecho de que tendrá activos que hoy en día suponen un lastre para los bancos, pero que pueden generar ganancias o pérdidas en el "banco malo", dependiendo del precio al cual se hagan estas compras y, en el futuro, las ventas.