Tus hijos tienen talentos que quizá no conozcas, ¿a qué esperas?
"El camino hacia la realización personal pasa, entre otras cosas, por invertir nuestro escaso y por tanto valiosísimo tiempo en ámbitos donde podamos poner en juego nuestras fortalezas. Dedicarse a algo que nos gusta y que además se nos da bien es algo muy placentero", afirma el pedagogo César Arellano.
El talento nace y también se hace. De poco sirve que se nos dé bien algo si después no lo cultivamos. Mis padres han valorado más el esfuerzo y el tesón de sus hijos que los dones naturales. Ya desde pequeño veías a qué compañero del colegio se le daban mejor las manualidades, o hablar en público, o encestar a la canasta o hacer amigos.
Siempre he tenido curiosidad por saber qué era aquello que se me daba especialmente bien. Di solo un par de clases de guitarra, pero me empeñaba en tocar (¡y me dejaban!) en la iglesia del colegio de monjas. No sé si era porque me gustaba o porque se me daba bien. Ahora da igual, pero me hace pensar que debo de estar atenta a los talentos que pueda tener mi hija. Pienso que si los desarrolla será más feliz. El pedagogo César Arellano, director del Centro Renzulli en Madrid, sabe mucho del talento de los más pequeños.
¿Qué es el talento?
Ser talentoso es ser competente en algo, como por ejemplo en el tenis, las matemáticas o la pintura. Para ser competente en algo, eso sí, se debe contar con un bagaje relativamente específico de aptitudes y habilidades.
¿Cuántos talentos hay?
Infinidad, igual que habilidades.
¿Cómo conocerlos?
En el contexto de las altas capacidades intelectuales, que es mi campo, digamos que se tiende a agrupar distintos conjuntos de aptitudes intelectuales para conformar lo que se denomina un perfil de capacidades.
¿Se pueden medir?
Pese a la opinión digamos popular de que la inteligencia humana es algo difícilmente evaluable, a día de hoy se pueden medir, y muy bien, muchos de sus componentes. Obviamente, esta evaluación no agota la increíble complejidad de la cognición humana, pero los profesionales de la orientación no es que trabajen a ciegas ni muchísimo menos.
A veces los padres no sabemos a qué actividades apuntarlos.
Una buena forma de descubrir el talento es mediante la exposición. Ofrecerles la oportunidad de probar múltiples y variadas experiencias, aunque tampoco sea muy recomendable hacerlo de forma impulsiva o indiscriminada. ¡Aburrirse de vez en cuando también es importante!
Entonces, es mejor que decidan ellos.
Los niños tienen que probar cosas y descubrir cuáles les interesan y les llaman más la atención, sentirse cómodos haciéndolas y con un poco de suerte, engancharse.
¿Y si les gusta todo?
Se dan casos donde la multipotencialidad de algunos niños y adolescentes llega a suponer un problema, porque les puede llevar a una total indecisión y digamos parálisis. No llegando a ser capaces de decantarse por una determinada afición, campo de estudio o incluso trabajo. Pero por regla general, el talento se detecta precisamente haciendo (probando y probándose).
El talento que no se cultiva, ¿se pierde?
Entendiendo como comentaba antes el talento como competencia, desde luego. O al menos, si no se cultiva, no se desarrolla y, por tanto, se estanca. Las aptitudes siempre estarán ahí, pero las habilidades no.
Ahí entra ya la capacidad de esfuerzo.
Si yo tengo una serie de habilidades pero en mi contexto diario no se me exige ponerlas en práctica, éstas no van a desarrollarse. Es decir, que yo puedo tener mucha facilidad para hacer algo (tocar un instrumento, resolver rompecabezas, correr largas distancias...), pero si no me hace falta esforzarme nunca porque siempre se me pide que toque la misma partitura, que resuelva el mismo tipo de rompecabezas o que corra sin importarme la técnica o el tiempo empleado, jamás desarrollaré ese potencial ni mejoraré mi nivel de competencia.
Quizá seamos muy buenos en algo y no lo sepamos.
El camino hacia la realización personal pasa, entre otras cosas, por invertir nuestro escaso y por tanto valiosísimo tiempo (trabajo, estudio, hobbies...) en ámbitos donde podamos poner en juego nuestras fortalezas. Dedicarse a algo que nos gusta y que además se nos da bien es algo muy placentero. Si encima nos pagan por ello, como es el caso del trabajo, ¡qué más se puede pedir!
Si potenciamos el talento, ¿abandonamos lo que no se nos da tan bien?
Potenciar las fortalezas no debería ser jamás sinónimo de desatender las debilidades o ámbitos de mejora personales. Potenciar las fortalezas tiene un impacto automático en la autopercepción y nivel de autoestima de las personas. Además, compartir intereses tiene por lo general un efecto enormemente positivo a nivel socioemocional.
¿Quién es Joseph Renzulli y por qué tu centro lleva su apellido?
Joseph Renzulli es un referente mundial dentro del ámbito de las altas capacidades. Ha dedicado toda su vida tanto a la enseñanza como a la investigación y actualmente dirige el Centro Nacional de Investigación de la Superdotación y el Talento de los Estados Unidos. Nuestro centro lleva su nombre porque yo personalmente me formé con él y su fantástico equipo, y todas las propuestas psicopedagógicas de nuestro centro comparten sus postulados psicopedagógicos.
¿Cuándo creas el Centro Renzulli?
En 2014, a mi regreso de los Estados Unidos, tras formarme durante dos años en el Neag Center. La obra social La Caixa me concedió una beca en 2011 precisamente para poder cumplir el sueño de formarme con los mejores y regresar a España para poner en práctica todo lo aprendido.
Renzulli creó la Teoría del los tres anillos.
El modelo de los tres anillos es un modelo explicativo y de intervención educativa desarrollado por Joseph Renzulli hace ya muchos años, pero que en España y en otros tantos sitios ha sido y sigue siendo utilizado lamentablemente como un modelo de identificación.
¿Cómo se hace?
Digamos que Renzulli defiende la necesidad de ofrecer oportunidades a los alumnos para que estos puedan desarrollar lo que el propio investigador denomina "conductas superdotadas".
¿Cuáles son esas conductas?
Confluirían por definición: la habilidad, el compromiso y la creatividad de la persona. En España, básicamente lo que se está haciendo es confundir este punto de llegada (esto es, el favorecer la aparición de dichas conductas) con el punto de salida (exigir esos tres requisitos para poder considerar que un alumno presenta necesidades educativas ligadas a sus altas capacidades). Esto es algo terrible, y llevamos años sufriendo las consecuencias.
¿Qué tipo de consecuencias?
Alumnos con auténticas necesidades de apoyo educativo que no pueden optar a ningún tipo de medida educativa diferenciada por no evidenciar, por ejemplo, un alto nivel de creatividad. Niños con una capacidad intelectual, estilos de aprendizaje o motivación hacia el aprendizaje excepcionales pero que son totalmente ignorados por el sistema al no poder demostrar uno de esos tres anillos que mencioné anteriormente.
Se han malinterpretado.
Aún más sangrante es el hecho de que el verdadero modelo de identificación propuesto por Joseph Renzulli está al alcance de todos. Fue publicado por la misma Revista Española de Pedagogía y está, de hecho, disponible para cualquier persona con acceso a Internet. Sin embargo algunos orientadores y legisladores prefieren seguir haciendo caso omiso a todo esto. Es simplemente inaceptable.
Las escuelas deberían dar lo mejor que tienen a sus alumnos.
Colaboramos con nuestra propuesta más ambiciosa, el Plan Potencia. Va dirigida a aquellos centros escolares que deseen atender las necesidades de su alumnado de alto potencial de una forma inclusiva pero integral.
¿Cómo lo hacéis?
En la práctica supone ofrecer medidas de atención diferenciada, ya sea mediante el enriquecimiento del currículo, como de aceleración (poder progresar por el currículo a su propio ritmo) o sencillamente trabajar de manera diferenciada (más acorde a sus estilos de aprendizaje) en su propia aula, junto con el resto de sus compañeros
¿Con qué resultados?
Hemos realizado el primer curso de implementación en el Carmelitas de Vitoria. Pero si bien son muchas las cosas que se pueden mejorar, los primeros resultados son muy positivos. La valentía y apuesta de este centro va a dar sus frutos. La escuela que es proactiva y no reactiva es la que consigue cambiar las cosas. Incluida la vida (al menos escolar) de muchos de sus alumnos.