Detrás del espejo

Detrás del espejo

Frente al fotógrafo fanático de la técnica, obsesionado con las mejores lentes, cámaras o flashes, con los accesorios más sofisticados, otros solo precisan de una cámara sencilla, de un kit de lentes básico y de escasos medios para explorar y convertir lo que miran a través de su visor en arte. Así es Jonè Reed: la máxima expresividad con los medios justos.

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Jonè Reed, mirar la vida a la cara.

Frente al fotógrafo fanático de la técnica, obsesionado con las mejores lentes, cámaras o flashes, con los accesorios más sofisticados, otros solo precisan de una cámara sencilla, de un kit de lentes básico y de escasos medios para explorar y convertir lo que miran a través de su visor en arte. Así es Jonè Reed: la máxima expresividad con los medios justos.

Tampoco necesita modelos, grandes paisajes o viajes, porque lo que captura es su universo más cercano, su casa, su familia y ella misma en decenas de autorretratos en los que se muestra sin velos. Utiliza las limitaciones, lo que otros calificarían de imperfecciones técnicas, como recurso expresivo. El grano, el movimiento, el desenfoque, el fuerte contraste son en sus imágenes un valor añadido y una seña de identidad.

En este autorretrato hipnótico y fascinante la vemos con un sólo ojo, una combinación enigmática de retrato cubista y de mirada de cíclope. La atmósfera está cargada de misterio, de enigma, como si algo extraño e inaprensible estuviese sucediendo en ese lugar. Ese ojo se dirige directamente a nosotros, a los que miramos, en un juego de voyeurismo que envuelve a la fotógrafa y al observador. Los rasgos se difuminan y confunden, su ojo izquierdo se borra y el derecho cambia de posición... y sin embargo no estamos ante un monstruo, sino frente a una representación distorsionada y perturbadora de la belleza.

Sus retratos son desasosegantes, oscuros y poderosos. Es heterodoxa, no se atiene a un estilo en concreto, y sin embargo, es fácilmente reconocible. Un paseo por su galería nos lleva del retrato íntimo en interiores a las fotos de calle, del blanco y negro contrastado y con poca luz a fotos callejeras y paisajes urbanos, del retrato con aroma a vanguardias al detalle íntimo. Este crisol de imágenes, aparentemente dispersas, está unido por el hilo invisible de su mirada, un punto de vista personal que la lleva a acercarse a la apariencia de las cosas hasta llegar a su esencia.

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Jonè Reed (Kaunas, Lituania, 1980)

Nacida en Kaunas, ha viajado por todo el mundo hasta recalar en Londres. Más que una fotógrafa, se considera una autorretratista que ha hecho de la búsqueda de sí misma su principal tema fotográfico. Muestra escenas de soledad, absurdo, desarraigo y melancolía: "las sombras que cruzan nuestros rostros". Se mueve en un terreno ambiguo, entre la realidad y el sueño, entre la escena cotidiana y la representación fantástica. La fotografía digital le proporciona la posibilidad de reflejar de manera inmediata sus ideas y estados de ánimo sin necesidad de salir de casa.

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© Fotografía: Jonè Reed

© Texto: Luis Mariano González