El único museo dedicado a las mentiras del mundo: no encontrarás un solo dato fiable
Lo normal es que los museos sean los templos de la verdad más absoluta, científica y empírica. No es el caso que nos ocupa hoy.
Cuando visitas un museo, lo normal es dar por cierto todos los datos que descubras en los paneles informativos, en el folleto, en la exhibición en sí misma... Al fin y al cabo, se nos ha enseñado que estos edificios son auténticos templos de la verdad más empírica y objetiva posible. No obstante, existe una excepción: un museo dedicado completa y exclusivamente a las mentiras. Nada de lo que encontrarás allí es real, incluyendo el origen que te contarán sus empleados si decides visitarlo. El Lügenmuseum, o "museo de las mentiras" (situado en la localidad alemana de Rabedeul), quiere engañar a sus huéspedes temporales por diversos motivos. Más allá de entretener, su objetivo es que los visitantes cuestionen de ahora en adelante las presuntas "verdades" que aguardan en el mundo exterior y que, a la vez, valoren todos los esfuerzos de arqueólogos, científicos, matemáticos... para hallar las verdades auténticas en una actualidad donde muchos desean que nos mantengamos en la penumbra.
Una visita fugaz al Lügenmuseum: el museo de las mentiras de Rabedeul
Antes de que puedan poner un solo pie dentro del museo en sí, los visitantes son recibidos con una inesperada taza de té. Hay un motivo detrás de este obsequio: el personal del museo aprovecha ese momento distendido para explicar que el Lügenmuseum, o "museo de las mentiras", se dedica a contar mentiras en servicio de la verdad. Y, para ser coherentes con esta introducción, el personal narra una historia ficticia sobre el origen del museo, alegando que una niña de una familia adinerada decidió crear el museo a finales del siglo XIX y que su colección fue redescubierta y exhibida aquí. En su interior, los visitantes encontrarán más "mentiras", incluyendo instalaciones artísticas como el oído de van Gogh.
Adentrándose más en el museo, los visitantes se encuentran con una cacofonía visual y auditiva gracias a la amplia variedad de instalaciones de luz, curiosidades, collages, animatrónicos y más, que crean una atmósfera surrealista y una energía frenética. ¿Algún ejemplo de este caos de falacias divertidas? Pues si visitas el lugar en Navidad es posible que te encuentres con una inesperada colección de "regalos navideños inútiles". También hay una sección dedicada a Pippi Calzaslargas, una de las grandes mentirosas del mundo de la ficción. Y si encuentras un enorme boquete en el techo, el personal te explicará que hace años cayó un objeto volador no identificado.
El museo fue comisariado por el artista Reinhard Zabka y presenta gran parte de su obra. Inicialmente, comenzó a crear arte en la antigua República Democrática Alemana como forma de protesta y se encontró con la oposición de las autoridades. En respuesta, destruyó sus obras cortándolas en trocitos, lo que las autoridades aceptaron como suficiente despolitización y creó así su estilo característico de collage. Tras la reunificación de Alemania, abrió su taller al público como un museo.
El museo se encuentra en su ubicación actual en Radebeul desde 2012. Solo abre sábados, domingos y festivos de 13 a 18 horas. El precio de la entrada normal es de 7 euros. Una vez hayas recorrido el curioso museo de las mentiras, puedes dar una vuelta por Rabedeul. A modo de anécdota, la localidad recibe el sobrenombre de Niza Sajona, en referencia a el rey sajón Johann.