El pueblo pirenaico de Aragón aconsejable para un finde en familia: rutas de senderismo y grandes monumentos
La combinación perfecta de naturaleza y belleza arquitectónica.
Los Pirineos, con sus imponentes montañas y valles espectaculares, son un paraíso natural que oculta entre sus paisajes impresionantes pueblos llenos de encanto como Benasque, Jaca o Canfranc. Estos pequeños enclaves ofrecen una belleza única con sus calles empedradas, su arquitectura tradicional y su increíble entorno montañoso. Además, la región es todo un paraíso para los amantes del esquí, con estaciones tan populares como Cadanchú o Barrabés.
Una gran parte del territorio que separa a España del país galo corresponde a la provincia de Huesca, en Aragón. Allí se esconde uno de los pueblos menos conocidos pero con más maravillas naturales por kilómetro cuadrado. Se trata de Aínsa, un municipio ubicado en la comarca de Sobrarbe, conocido por su imponente entorno natural que lo ha llevado a formar parte de la exclusiva lista de Los Pueblos más Bonitos de España.
Se sitúa a escasos kilómetros del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, uno de los espacios naturales más visitados que ofrece una amplia variedad de actividades al aire libre para pasar el día. Con unos impresionantes cañones, cascadas y acantilados, este fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es por ello que este pueblo es el destino perfecto para aquellas familias que andan en búsqueda de rutas de senderismo para explorar, destacando así el camino entre Aínsa y Boltaña.
Otros de sus encantos
El municipio de Aínsa también es conocido por tener un centro histórico declarado Conjunto Histórico-Artístico, donde se puede ver la convergencia de la arquitectura románica, gótica y renacentista. Sus calles empedradas y murallas centenarias llaman la atención no solo de los más fans del medievo, sino de los muchos visitantes que pasean por esta localidad tan pintoresca y se adentran en sus callejones en busca de pinceladas sobre su historia.
Según el último censo, este pueblo tan solo cuenta con algo más de 1.700 habitantes. No obstante, esto no es impedimento para albergar algunos de los monumentos más impresionantes de toda la región aragonesa. Sin duda, el Castillo de Aínsa es una de las joyas más preciadas del lugar. Una majestuosa fortaleza de origen islámico que fue construida en el siglo XI y que fue crucial para la defensa del territorio.
A su vez, su impresionante Plaza Mayor, rodeada de edificios de piedra y balcones floridos, es el epicentro de la vida social del pueblo y un testimonio viviente de su rica historia. A pocos metros se sitúa otro de los monumentos más destacados: la Colegiata de Santa María, un templo románico construido en el siglo XI que sorprende a los visitantes con la cripta y el claustro que alberga en su interior.
En definitiva, con su combinación de historia, arquitectura y naturaleza, Aínsa se ha convertido en un destino imprescindible para quienes busquen disfrutar de un día tranquilo en un entorno medieval. Además, cuenta con una variada oferta gastronómica con productos locales destacados como la carne, la leche y los frutos silvestres. Una cocina tradicional y sabrosa que sirve como guinda después de un día de senderismo en familia.