El micropueblo español bañado por un lago y protegido por majestuosas montañas que parece sacado de Frozen
Una localidad con un gran pasado digno de admirar.
España es un país de contrastes, lleno de paisajes que te quitan la respiración. Desde las cálidas playas mediterráneas hasta los verdes valles del norte, pasando por paisajes desérticos y frondosos bosques. Algunos de estos rincones parecen salidos de cuentos y películas, con su belleza cautivadora y su ambiente mágico. Concretamente, en el país se esconde un pequeño pueblo que parece sacado de Frozen, la famosa película de Disney.
Estamos hablando de Lanuza, una localidad situada en el corazón del valle de Tena que además está bañada por las orillas de un precioso pantano. Con apenas 40 habitantes, este lugar se consolida como el ejemplo perfecto de la armonía entre la naturaleza y la historia. Aunque sin duda uno de sus mayores atractivos es su increíble parecido con el precioso pueblo austriaco de Hallstatt, la villa que inspiró los paisajes donde Anna y Elsa viven sus aventuras en Frozen.
Este rincón escondido en la provincia de Huesca cuenta con un paisaje que evoca una magia y belleza que muchas veces creemos que solo podemos ver en la gran pantalla. Al estar ubicado en los Pirineos Oscenses, está rodeado por majestuosas montañas y bañado por las aguas cristalinas del embalse del río Gállego. Sin embargo, este pueblo es mucho más que una ubicación privilegiada y unas vistas impresionantes, ya que tiene un pasado digno de admirar.
Una historia de superación
Aunque hoy las aguas del embalse reposan tranquilamente en la orilla de este pueblo, hubo una época en la que supusieron una auténtica pesadilla para sus vecinos. Con el crecimiento exponencial del pueblo con el paso de los siglos, en 1976 se decidió construir un embalse que casi acaba con la localidad. Este proyecto terminó por inundar no solo las calles y las casas de más de un centenar de vecinos que habitan en el lugar, sino también todas las tierras de cultivo.
Un total de 114 hectáreas quedaron sepultadas por el agua, salvándose única y parcialmente la zona del casco urbano. Con la agricultura y la ganadería cortadas por completo, muchos vecinos se vieron en la obligación de abandonar progresivamente el pueblo y, con ello, todas sus vidas y recuerdos. No obstante, en la década de los 90 muchos de los que fueron residentes decidieron alzar la voz y reclamar lo que en su día fue suyo.
Bajo esta iniciativa y tras una tediosa batalla legal, los vecinos lograron hacer avances y fueron recuperando sus casas con el paso del tiempo. Toda una historia de superación en la que los habitantes de Lanuza lucharon por salvar su pueblo incluso cuando todo estaba en su contra. Hoy en día, la localidad ha recuperado gran parte de su vitalidad y se ha convertido en un refugio para aquellos que buscan desconectar del mundo moderno y su constante ajetreo.
Si nos adentramos en las calles empedradas de este municipio de Huesca podemos observar algunas de las maravillas que esconde su arquitectura. Además de sus edificios de piedra y pizarra, Lanuza también cuenta con la preciosa iglesia de El Salvador, cuya historia se remonta al siglo XIX y que además cuenta con obras de arte con cientos de años de historia. También resalta la cercanía de pueblo con la estación de esquí de Panticosa, donde los más pequeños podrán sentirse como la mismísima Elsa bajando por la ladera llena de nieve.