Europa ordena cambiar los envases de plástico a España antes de enero: exponen al cáncer, esterilidad y diabetes
La Unión Europea prohíbe a partir de 2025 el uso de Bisfenol A en los materiales que puedan entrar en contacto con alimentos por los riesgos para la salud que entraña.
A partir de enero de 2025, ni en España y ni en el resto de los países de la Unión Europea no se podrá utilizar el Bisfenol A (BPA) en la fabricación de envases que puedan estar en contacto con alimentos, como pueden ser latas de conserva, botellas de plástico y otros materiales destinados a guardar comida. La medida, aprobada en junio de 2024, quiere proteger la salud de los consumidores europeos, además de reducir el impacto ambiental que puede tener este controvertido compuesto químico.
El Bisfenol A, presente durante décadas en muchos productos de uso cotidiano, ha sido objeto de varios estudios que alertan sobre sus efectos nocivos en el sistema hormonal humano. Al ser químicamente similar a un estrógeno, el BPA puede alterar los procesos hormonales y actuar como un disruptor endocrino, con consecuencias que van desde el cáncer hasta la diabetes, pasando por la infertilidad y los trastornos neurológicos. Bebés, niños y mujeres embarazadas están especialmente expuestos a estos riesgos, ya que el químico puede interferir en el desarrollo de órganos fundamentales, como el cerebro.
El principal problema del BPA es su capacidad para contaminar los alimentos, sobre todo en condiciones de calor, acidez o contacto con grasas. Según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) de 2023, recogido por el portal Chip, el 92% de las personas analizadas en un estudio realizado en 11 países presentaban niveles detectables de BPA en la orina. Un dato que subraya hasta qué punto el compuesto está presente en nuestra vida diaria y sus posibles repercusiones.
Aunque esta prohibición supone un cambio significativo para la Unión Europea, no es un terreno inexplorado. Japón lleva más de 20 años fabricando envases libres de BPA; en Francia, se prohibió en 2015 el uso de este compuesto en todos los materiales que entran en contacto con alimentos. Ahora, con esta regulación la UE también espera fomentar el desarrollo de una industria más sostenible.