Esta salsa muy popular en el mundo fue una medicina y un veneno
Tiene su origen en China y no en EEUU.
El kétchup es una de las salsas más populares en todo el mundo. Acompaña patatas fritas, hamburguesas, perritos e incluso hay quien se la echa a la tortilla de patatas. Sin embargo, esta conocida salsa poco tiene que ver con lo que era en su origen.
Lejos de lo que se puede pensar por lo común que es en la gastronomía estadounidense, el origen está en China y su nombre inicial era ke-tsiap, algo así como salsa de pescado en escabeche, y no llevaba tomate, era una salsa de anchoas hasta el siglo XVII.
De hecho, se empezó a llamar kétchup a cualquier tipo de salsa, tal y como se puede ver en el libro The Compleat Housewife. Por aquel entonces, los tomates eran considerados venenosos ya que muchas personas de clase alta caían enfermas tras consumirlos, pero poco tenía que ver en sí con este vegetal.
"En aquella época comían en platos de plomo y peltre, de ahí que el ácido de los tomates podía haber filtrado estas sustancias a los alimentos, provocando casos de intoxicación por plomo en vez de por tomate. De ahí que a finales del siglo XVI puedas encontrar textos antitomate en inglés", señalan en Mental Floss.
En 1834 se le dio la vuelta al tomate y el doctor John Cook Bennet los hizo populares como una supuesta medicina, ya que indicaba que eran buenos para curar la diarrea, la gastritis y demás patologías digestivas e incluso reumatoides.
Siguiendo este filón Archibald Miles empezó a comercializar "píldoras de extracto de tomate" que no eran más que píldoras de kétchup con supuestas capacidades curativas. Esto sucedió hasta mediados de 1850, cuando tanto la gente como las autoridades se percataron de que era un engaño.
Tras esto, empezó a fabricarse kétchup con tomate, pero el problema de la conservación llevó a usar conservantes altamente dañinos como ácido bórico, la formalina, el ácido salicílico y el ácido benzoico. Esto daba una mezcla amarillenta a la que daban alquitrán de hulla para teñirlo de rojo, un producto inflamable comúnmente utilizado para revestir asfalto y, en concentraciones superiores al 5%, se considera un carcinógeno del grupo 1.
Este compuesto químico, sumado a las calderas de cobre en las que se fabricaban lo hacían altamente venenoso.
No fue hasta 1869 cuando Henry J. Heinz decidió montar su empresa de salsas y vio en esta salsa de tomate un gran potencial. Heinz cambió la receta e incrementó la cantidad de azúcar y vinagre para conservarlo, dando lugar al kétchup que conocemos hoy día. Además, fue el primero en fabricar botellas de cristal para su distribución y no en botes opacos como se hacía hasta entonces por su mala calidad.