El ‘croissant’ nunca fue francés: la leyenda bélica que apunta a un inesperado país de origen
Los panaderos vieneses le dieron forma de media luna para burlarse de los otomanos
Del origen verdadero del riquísimo croissant (cruasán, en español) no hay certezas, pero leyendas no faltan. Lo que sí parece cierto es que francés no es. Otra cosa es que el marketing de una reina francesa lo hiciera famoso. Pero esa otra historia.
La versión más extendida es que este famoso bollo con forma de luna lo crearon los panaderos vieneses, dándole precisamente esa apariencia para burlarse de las tropas del visir Kara Mustafá Pachá, al que acababan de ganar la batalla las suyas.
Se cuenta esta historia en la edición, de 1938, de la enciclopedia culinaria Larousse Gastronomique. Y parece ser que este dulce nació, en realidad, durante las Guerras turco-otomanas del siglo XVII en Europa. Las tropas del visir se vieron frenadas, en 1683, durante su conquista del Imperio Romano Germánico, por las murallas que rodeaban Viena. Y sitiaron la ciudad durante meses.
Su idea era que se murieran de hambre sus oponentes, los soldados del emperador Leopoldo I, archiduque de Viena, que junto a las del rey de Polonia, Jan III Sobieski, quienes defendían la capital austriaca de los otomanos.
Viendo que los locales no se amedrentaban, los otomanos decidieron atacar durante la noche por túneles que excavaron por debajo de las murallas vienesas. Pero tuvieron un fallo. Había alguien despierto y trabajando durante la noche en Viena: los panaderos. Al escuchar el ruido, alertaron a sus tropas austriacas y polacas, que acabaron derrotando a los otomanos.
Los panaderos recibieron homenajes y privilegios por su intervención. Pero, a cambio de esos gestos, elaboraron dos panes para conmemorar la victoria: uno llamado kaisersemmel, o panecillo imperial, en alemán; y otro llamado kipferl, que significa media luna, en alemán, y hörnchen, en austriaco. Y así nació el famoso croissant.
Se piensa, según recalca la misma enciclopedia, que la forma que le dieron los panaderos austriacos estaba inspirada en el símbolo de la media luna que llevaba la bandera otomana, ironizando así con que se los habían comido.
Hay otras versiones del origen del croissant, pero también parece ser cierto que quien contribuyó a que se pusiera de moda en Francia fue la reina María Antonieta de Austria, esposa del rey Luis XVI.
En el París de 1770, esta reina austriaca sentía añoraba aquel postre y decidió introducirlo en la corte de Versalles. Más adelante, los pasteleros franceses empezaron a comercializarlo y acabó convirtiéndose en el actual croissant.