La polémica entrevista de Sergio Martín a Pablo Iglesias en la época de Twitter
Disculpe el senado que evite, por una vez, la temática filológico-teatral para centrarme en un aspecto que no puedo pasar sin comentar en esta bitácora: la polémica entrevista que realizó Sergio Martín a Pablo Iglesias en el programa que dirige titulado La Noche en 24h.
Disculpe el senado que evite, por una vez, la temática filológico-teatral para centrarme en un aspecto que no puedo pasar sin comentar en esta bitácora: la polémica entrevista que realizó Sergio Martín a Pablo Iglesias en el programa que dirige titulado La Noche en 24h, y que ha copado todo tipo de titulares durante estos días. Por poner algunos ejemplos de la casa, ha sido fijo en El Huffington en varias ocasiones, pues se han reflejado los momentos más tensos y el hecho de que los sindicatos de RTVE hayan pedido su destitución. Sin embargo, hay un aspecto que todavía guarda un gran interés: la desproporcionada difusión del tema en las redes sociales.
Primero, unos salves, que luego todo se sabe. Conozco a Sergio Martín desde hace bastante tiempo, y puedo dar fe de su bonhomía y su saber estar. Puedo asegurar de primera mano que su estilo desenfadado no responde a una genuflexión al poder, sino que le es connatural, como se puede observar en sus inicios radiofónicos. Aunque ahora su entrada en la Wikipedia se centra en la polémica, no pasa por alto que recibió en 2008 el Premio Larra, que reconoce la trayectoria a un periodista menor de 30 años por parte de la Asociación de la Prensa de Madrid. A la par, admiro a Pablo Iglesias, su verbo rotundo, su capacidad intelectual y el convencimiento en su argumentario. Le he votado en la única ocasión que he tenido y, posiblemente, vuelva a hacerlo. El problema con el que me enfrento es, pues, sentimental (tengo el "corazón partío", que dice el poeta); sin embargo, creo que hay una manera de analizarlo de manera académica (o todo lo académica que permite este formato).
La entrevista que realizó Martín a Iglesias estuvo trufada de momentos tensos, preguntas incómodas y brillantes diálogos, al menos en lo que respecta a la parte de entrevista que le correspondía a Martín. Sin embargo, este realizó una pregunta que hizo que las cosas se dispararan: tras una serie de oraciones sobre cómo se la había preparado pasó a decir que había visto a Iglesias en varios vídeos en los que pedía la excarcelación de etarras, para luego, en un crescendo, acabar con "Esta semana está usted de enhorabuena, entonces...". El político contestó contrariado: "No es un problema de enhorabuena, y que nadie juegue con el dolor de las víctimas para hablar de un tema... Nada de enhorabuena, ¿eh?", mientras el moderador respondía tímidamente: "No era mi intención". El titular era magnífico: "El director del 24 horas da la enhorabuena a Pablo Iglesias por la excarcelación de etarras". Desde entonces, todo el mundo se ha centrado en la frasecita de marras, se ha difuminado en varios hashtags dedicados al tema y se ha llegado incluso a pedir la destitución de Martín como Director del Programa y del Canal 24 horas.
Nadie, en mi opinión, puede pensar que, en lo que respecta a la parte de Martín -solo en esta-, el tono general de la entrevista fuera más duro o incisivo que en otras entrevistas anteriores, como las de Ana Pastor o Pepa Bueno, ni que rompiera esta más el código deontológico del periodismo que aquellas. Hay una diferencia fundamental, sin embargo. El espacio tuvo un 3,1% de cuota de pantalla y 498.000 espectadores, datos que son mucho menores que los shares de Pastor y Bueno. De hecho, hubo quienes habían acusado a la cadena pública de haber "escondido" a Iglesias. Sin embargo, todavía en el momento en que escribo estas líneas (11 de dic. de 2014), Sergio Martín es trending topic por quinto día consecutivo, y uno no puede menos que preguntarse: ¿cuántos de los que ahora opinan en Twitter vieron la entrevista completa? ¿Cuántos han logrado seguir la entrevista entera en internet? Y de estos... ¿cuántos han visto u oído las entrevistas de Pastor y Bueno? En efecto, muchos están juzgando a Martín sin ver la entrevista completa y sin tener punto posible de comparación, es decir, opinan porque la corriente general se centra en un segmento que, aunque significativo, no pasa del 2% de la entrevista total.
Hace unos años Franck Frommer denunciaba la simplificación del pensamiento presente en las presentaciones de Powerpoint, una discusión te obliga a esforzarte y hay límites a lo que se puede simplificar el pensamiento en loor de la comunicación. En cierto sentido, el semiólogo hacía por actualizar aquella noción de Walter Benjamin de que la obra de arte en la época de la reproducción mecánica mantenía necesariamente un aura de verdad y originalidad, mientras que las reproducciones siempre falseaban el original. De igual modo, las entrevistas en la época de la reproducción en Twitter corren el peligro de disolverse como azucarillos de modo que, en lugar de que queden las discusiones sobre la posibilidad de realización del programa económico de Podemos (que Iglesias respondió brillantemente), el fascinante pasado leninista de Celia Villalobos (¡¿?!) o la pregunta de "alta política" (Iglesias dixit) de Antonio Papell sobre el fracaso del gobierno en coalición de François Mitterrand y Pierre Mauroy, nos quedamos con una porción ridícula de la misma. No es hasta cinco días después que Vicenç Navarro puede responder con calma a algunas de las dudas surgidas en la entrevista y, sin embargo, Martín lleva casi una semana de trending topic. Son cosas de la cultura mediática actual en la que la entrevista aurática se difumina en los medios 2.0 utilizados por todos los espectros políticos. El ágora virtual difumina las ideas, pero no siempre sirve para la discusión seria. Twitter está muy bien para pasar un rato divertido zumbando a alguien sin conocerlo, pero actuar a golpe de tuit es hacerlo a partir de una opinión prefabricada, floja base para pedir algo tan grave como la destitución de un profesional acreditado. ¿O hay algo que me he perdido?