La Derecha europea: hambre de lobo
La decisión del Partido Popular Europeo (PPE) de reclamar para sí la presidencia del PE, que durante los cinco últimos años ha encarnado el socialista Martin Schulz, implica en términos prácticos la inasumible pretensión de que la derecha europea retenga al mismo tiempo la jefatura y portavocía de las 3 instituciones en las que discurre la política europea.
El Parlamento Europeo (PE) se encamina hacia la segunda mitad de su mandato 2014-2019. La costumbre normativa -que es también fuente del Derecho- enseña que a mitad de legislatura (enero 2017) se vuelven a barajar todas las cartas repartidas en las elecciones europeas en que 500 millones de europeos distribuyeron los 750 escaños del Parlamento en un ejercicio simultáneo de entendimiento y manejo de la complejidad y exposición de preferencias.
La decisión del Partido Popular Europeo (PPE) de reclamar para sí la presidencia del PE, que durante los cinco últimos años ha encarnado el socialista Martin Schulz, implica en términos prácticos la inasumible pretensión de que la derecha europea retenga al mismo tiempo la jefatura y portavocía de las 3 instituciones en las que discurre la política europea (European decision-making process): Consejo (Donald Tusk), Comisión (J.C. Juncker) y PE (tras la fallida tentativa del pre-candidato Manfred Weber, hasta ahora presidente del Grupo Parlamentario Popular en la Eurocámara, rompe ahora la discusión de al menos tres candidatos del PPE). Inaceptable vuelta de tuerca de los conservadores en la reivindicación de una hegemonía irrefrenada ante la que los socialistas tenemos la obligación de oponer alternativa.
Esa alternativa ha de ser discursiva y narrativa. Política, en definitiva: a) Alternativa fiscal: reforma tributaria en la UE para restaurar la equidad en la distribución de la carga tributaria y en la suficiencia misma de los ingresos necesarios para asegurar la sostenibilidad del modelo social europeo; b) Definitiva adopción de la Tasa de Transacciones Financieras (como recurso propio para la generación de ingresos al Presupuesto de la UE, con la vista puesta en su federalización) y armonización europea de las bases imponibles del impuesto de sociedades. Lucha contra el dumping fiscal, la elusión fiscal, y toda forma de evasión, fraude fiscal y corrupción; c) Reivindicación de la libre circulación de personas, acabando de una vez con la suspensión, supuestamente temporal del acervo Schengen, oponiendo una alternativa propuesta a la histeria seguritaria que confunde la legítima Estrategia de Seguridad con la mirada negativa frente a la inmigración y el rechazo tout court de la extranjería y de los demandantes de asilo como una "amenaza" indistinta del terrorismo yihadista; d) Apuesta por el crecimiento, por el trabajo digno, por la garantía juvenil, por la inversión productiva en I+D+i y educación (no computable como déficit), por la calidad del empleo, por la Agenda Social (seguro de desempleo; "mochila" de derechos sociales; salario mínimo europeo); e) Combate frente al populismo, a la extrema derecha y al nacionalismo reaccionario, referenciando de nuevo a la socialdemocracia como alternativa (y remedio) a la resignación frente a las desigualdades y a la exasperación de la rabia frente a las circunstancias exacerbadas por la crisis.
Si no se cumple ninguno de estos objetivos en este segundo mandato, arriesga con naufragar irremisiblemente la nave nodriza europea.