¿Y si todos los políticos fueran honestos?

¿Y si todos los políticos fueran honestos?

Cuanto más pienso en cuál podría ser la razón de las diferencias entre la calidad de vida en unos países y otros, después de descartar la riqueza en recursos naturales, lo trabajadores que puedan ser los ciudadanos y otros factores que sin duda influyen, creo que el factor diferencial es la honestidad de sus dirigentes, además de la honestidad del sistema.

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Foto: EFE

Leo en El País del 21 de agosto de 2016 una noticia pequeñita que me hace pensar. Un ladillo dice: "Tailandia prohibirá a los políticos deshonestos". Mi imaginación vuela al instante. Posiblemente sea porque muchas veces he soñado con esa realidad imposible de un mundo en el que todos los que gobiernan al resto de las personas sean honestos. ¿Sería imposible?. El titular sobre la iniciativa que quiere poner en marcha Tailandia apunta en otra dirección. Quizás, el mérito, de momento, esté en dar un paso hacia la posible implementación de un mecanismo que impida a los deshonestos gobernar.

Creo firmemente en la idea de que los gobernantes deben ser unas personas preparadas profesionalmente para ello, que el pueblo elige y paga por sus servicios para que hagan ese difícil trabajo. Cuando leí la historia de la fundación de los Estados Unidos de América, se dejaba muy claro que el pueblo había elegido este sistema republicano frente a la monarquía, sistema preponderante hasta entonces en el que el rey era coronado por dios a través de un representante del poder religioso, papa, cardenal u obispo. No lo había visto así hasta entonces, y me pareció magnífica la opción escogida por los padres de la patria norteamericanos. Yo creo que entonces, al menos aquellos, fueron bastante honestos. Después... ya sabemos como cambió la historia.

No quiero escribir sobre lo que hay en estos momentos, que todos conocemos, sino sobre esa posibilidad, quizás viable o no. A lo mejor es tan solo un dato de inocencia el de Tailandia, o quizás no. Ya vimos cómo Islandia salió de su crisis de la mano de las mujeres.

¿Cómo sería el mundo así? ¿Un mundo con todos los políticos honestos? Imaginar es gratis, y además, entretiene bastante. Y puestos a pedir, yo ampliaría de políticos a dirigentes en general. Incluiría a los magnates, empresarios, directores de instituciones públicas, banqueros.... ¿Podríamos imaginar que además de los Estados, el FMI, el Banco Mundial, las petroleras, el grupo Wolkswagen, y el larguísimo etcétera, estuvieran comandados por personas netamente honestas?

Busquemos la honestidad personal y seguro que, al menos nuestro entorno, se tornará más honesto y mejor.

Nos podríamos encontrar entonces con un mundo justo, en el que las personas viviríamos en coherencia con nuestras ideas, habría una distribución un poco más equitativa de los recursos mundiales, menos hambre, más salud, más paz, mayor desarrollo, mejor calidad de vida...

Lo que sí que podemos ver en la realidad es que se vive mejor en unos países que en otros. No hablo de las personas ricas, que suelen vivir bien en casi todos los sitios. Me refiero a la idea de que algo debe haber de diferencia entre unos lugares y otros. Por ejemplo, en los países nórdicos. Según dicen, la calidad de vida, a pesar de su clima, es bastante más alta que en otros. ¿A qué se podrá deber?

Cuanto más pienso en cuál podría ser la razón de las diferencias entre la calidad de vida en unos países y otros, después de descartar la riqueza en recursos naturales, lo trabajadores que puedan ser los ciudadanos y otros factores que sin duda influyen, creo que el factor diferencial es la honestidad de sus dirigentes, además de la honestidad del sistema.

¿Podría significar algo el gesto de Tailandia? ¿Cambiaría el poder de influencia de esta medida si el gesto partiera de Alemania, por poner un ejemplo? Aun así creo que sería muy interesante tener más noticias del cómo quieren llevar a cabo semejante iniciativa.

Cuando estoy en mi consulta con alguno de mis pacientes, nunca dejo de reconocer la honestidad personal como la guía para una vida mejor. Si cada uno, desde nuestro interior, nos proponemos ser honestos con nosotros, con los otros y con el mundo, sin duda seremos mejores personas. No es un mal comienzo. Busquemos la honestidad personal y seguro que, al menos nuestro entorno, se tornará más honesto y mejor. Habremos dado un paso real para mejorar. Quizás así los dirigentes se contagian de nuestra honestidad y ....

Este artículo fue publicado originalmente en el blog del autor