moralidad
¿Y si todos los políticos fueran honestos?
Cuanto más pienso en cuál podría ser la razón de las diferencias entre la calidad de vida en unos países y otros, después de descartar la riqueza en recursos naturales, lo trabajadores que puedan ser los ciudadanos y otros factores que sin duda influyen, creo que el factor diferencial es la honestidad de sus dirigentes, además de la honestidad del sistema.
Una sociedad de incapaces
Todos aquellos que se sienten capaces de hacer de las suyas saben que esta sociedad es incapaz de hacer algo por impedirlo. Estamos llenos de personajes para quienes la vanidad de sentirse invencibles es una patente de corso.
Ambivalencia moral
El fenómeno de la ambivalencia moral perdurable ha recibido muy poca atención, en parte porque ninguna de las dos grandes tradiciones éticas, universalismo y relativismo, dejan hueco para ella. Ninguna de estas dos posturas deja espacio a la posibilidad de que una persona bien informada considere que tanto una acción como su contraria pueden ser permisibles.
Moral 'millennial' (o el dogmatismo de las almas bellas)
Algunos dicen que el escozor particular que provoca esta generación del Milenio es que tomaron poder muy rápido y le robaron el protagonismo prometido a mi generación, que está en torno a los cuarenta. Parece que esta camada no cree en la autoridad, y por eso tampoco se rebela, sino que simplemente asume que tiene derechos y se toma el poder. Por eso son capaces de comunicarse directamente con el gerente general en sus trabajos, a través de un whatsapp.
Esa maldita superioridad de la izquierda
La superioridad moral de la izquierda consiste en el convencimiento de que si las estructuras de poder no permiten velar por el interés general de los ciudadanos, sino atender en exclusiva a los privilegios de unos pocos, los esfuerzos del político deben ir encaminados a cambiar esas estructuras. Esa pretensión descompone a la derecha, que ve cómo se tambalea su doble pavoneo.
Complacencia, ninguna
Cuando nos referimos a la ética pensamos en declaraciones de principios, códigos de conducta, guías de buenas prácticas. Nada de ello funciona si no se traduce en actuaciones que demuestran que uno cree en lo que proclama. De nada sirve la ley si no la sostienen las buenas costumbres.
8 razones para no sentirte culpable
El sentimiento de culpa es una respuesta egoísta. Cuando nos sentimos culpables nos sentimos malas personas, sentimos que no estamos en paz con nosotros mismos. Pero estos pensamientos son fundamentalmente autocentrados, y la ética se trata, sobre todo, de pensar en los demás.
Ética individual y pobreza mundial
Los ciudadanos de los países ricos nos beneficiamos de la pobreza global. No hay más que pensar en los precios baratos que pagamos por bienes producidos en condiciones cercanas a la esclavitud. ¿Qué se puede hacer? Habría que evitar beneficiarse, en la medida de lo posible, de la injusticia.
Ética y huella ecológica
Si bien resultan evidentes los riesgos del consumismo desenfrenado, el límite ético del consumismo no es tan obvio. ¿Cuánto consumo es demasiado? Una buena manera de llegar a una aproximación del límite ético del consumo colectivo e individual es a través de la huella ecológica.
La ética de la desobediencia
Para llevar una vida más ética quizás sea más adecuado empezar por preguntarnos qué normas estamos cumpliendo que merecen ser desafiadas.