A vueltas con el ACTA...
La protección de la propiedad intelectual en Europa sigue siendo una asignatura pendiente para la economía digital mundial y una exigencia para el desarrollo sostenible de las industrias de la creación.
El rechazo del Acuerdo Comercial contra las Falsificaciones (ACTA) por parte del Parlamento Europeo ha provocado diversas reacciones que siguen evidenciando el enfrentamiento existente entre los defensores de la propiedad intelectual y quienes abogan por las libertades y privacidad en Internet. Más de dos millones y medio de ciudadanos con sus firmas y 468 miembros del Parlamento Europeo han rechazado el acuerdo, pero dejando claro que no son contrarios a la protección de la propiedad intelectual.
Como ya defendía hace unos días en este mismo blog, el diálogo entre unos y otros es esencial para construir una sociedad del conocimiento verdaderamente integradora y sostenible. A ese mismo diálogo aluden los representantes de las industrias culturales cuando lamentan que el rechazo del acuerdo se haya basado en un debate en términos de censura y "ruptura de internet" más que en la protección de la base económica de los empleos en Europa.
La negociación y tramitación del ACTA han sido complejas y el equilibrio entre la necesaria protección de la propiedad intelectual y la defensa de otros derechos no resulta sencillo. Sin embargo, la protección de la propiedad intelectual en Europa sigue siendo una asignatura pendiente para la economía digital mundial y una exigencia para el desarrollo sostenible de las industrias de la creación. Un fenómeno global, como es Internet, exige un verdadero compromiso internacional para que las medidas que se adopten frente a la piratería sean realmente eficaces y posibles.
El ACTA contiene un buen número de medidas que son válidas incluso en los países más garantistas. La adopción de estas medidas, junto con nuevas propuestas realizadas desde el diálogo y la sensatez, deben llevar a un punto de equilibrio. Trabajar sobre estas bases es responsabilidad de ambas partes.
Sería importante que quienes han rechazado el acuerdo pusieran sus propuestas encima de la mesa y que los legisladores aceleraran las medidas para regular la protección de la propiedad intelectual. Uno de los primeros pasos a dar es concienciar a los ciudadanos de que la propiedad intelectual genera riqueza y empleo y de su importancia para Europa a la hora de defender su posición en la economía mundial.
La realidad es que, aunque todas las partes consideran que "es fundamental la coordinación de la protección de la propiedad intelectual a escala mundial", como se señalaba en la declaración del Parlamento, el problema persiste y nuestro desarrollo económico y cultural sigue amenazado por la piratería.
Cualquiera que sea el modelo que logre el consenso, el desarrollo de la Sociedad de la Información sólo puede asentarse sobre el equilibrio en el respeto a los derechos de propiedad intelectual. La alternativa que ofrecen las páginas que no respetan la propiedad intelectual o los modelos Megaupload han demostrado sobradamente que sólo sirven para enriquecer a unos pocos (mansiones de varios millones de euros, vehículos de lujo, jets privados,...) a costa de arruinar la creatividad y el talento.