Nadal gana confianza antes de enfrentarse a Djokovic
Ferrer exigió a Nadal hasta la última gota de sudor. Sacó su mejor tenis cuando se despedía de Londres. Y eso que el partido comenzó con dos breaks de Nadal que hacían presagiar un partido sin historia, una victoria por la vía rápida. Nada más lejos de la realidad. Ferrer nunca abandona
La rivalidad más repetida en la historia del tenis (45 enfrentamientos, saldados con 23 vitorias para Nadal y 22 para Djokovic) ha vivido un nuevo capítulo en el O2 de Londres. Si bien, antes, Nadal tuvo que remar para llegar a buen puerto y pasar inmaculado a semifinales.
Salió victorioso (6-7, 6-3, 6-4) de un partido con tintes épicos, a pesar del poco premio que había para el vencedor. Un duelo maratoniano como lleva sucediendo en esta Copa de Maestros: 2 horas y 37 minutos.
Una paliza física para ambos tenistas a estas alturas de temporada y que, tal vez, pueda acusar hoy el ganador de 14 grandes ante el número 1, por más que en la rueda de prensa posterior al encuentro afirmara que se encuentra bien y que el cansancio no será una excusa mañana, que sólo estaba pensando en el choque de hoy.
Ferrer bregó durante todo el partido, y exigió a Nadal hasta la última gota de sudor. Se tuvo que exprimir el número 5 del mundo para derrocar a su compatriota, quien sacó su mejor tenis cuando se despedía de Londres. Y eso que el partido comenzó con dos breaks tempraneros de Nadal que hacían presagiar un partido sin historia, una victoria por la vía rápida.
Nada más lejos de la realidad. Ferrer nunca abandona, siempre lucha hasta el final, y con esa tozudez tan característica y pinceladas de tenis soberbio -sí, porque sólo con una mentalidad de hierro no se ganan partidos-, quebró en dos ocasiones consecutivas a Nadal y se colocó 4-3 en el primer set. Un parcial que acabaría llevándose en el tie break con suma facilidad (7-2).
Con un set abajo y a menos de 24 horas de enfrentarse a Djokovic, cualquier otro tenista habría tirado la toalla y se habría vuelto al hotel a descansar y preparar el choque de mañana. Pero Rafa Nadal está hecho de una pasta especial. No es un tenista más. El balear volvió al encuentro gracias a un gran servicio y a un repertorio de golpes tan amplio como la capacidad del O2. Le volvía a correr la bola y presionaba el segundo servicio de Ferrer (sólo ganó el 44% de los puntos en los que lo empleó).
Foto: Javier Marcos.
En el octavo juego de la segunda manga llegó la tan ansiada rotura. Nadal jugaba con confianza, con una consistencia brutal desde el fondo, abriendo ángulos y tirando paralelos inalcanzables para Ferrer. Suyos fueron todos los interminables peloteos que hicieron las delicias del público londinense. Dictó el partido desde la línea de fondo y movió a su rival como un péndulo hasta que se hizo con el set (6-3).
Ferrer pudo campear el temporal al inicio de la tercera manga. Desempolvó la coraza de gladiador que se le extravió en el segundo set y aguantó su servicio con un sufrimiento estoico, hasta que Rafa, en el noveno juego, percutió sobre el segundo servicio de su rival y logró quebrarlo. Rotura que consolidó al juego siguiente, y logró así el pleno de victorias en el grupo Ilie Nastase.
Gran año para Ferrer, quien termina 2015 con cinco títulos en la buchaca. Nadal buscará cerrar una temporada gris con un título que se le resiste y en el que sólo ha podido disputar dos veces la final: 2010 y 2013. Le espera el temido Djokovic, el número 1, y amo y señor del circuito ATP.
Wawrinka apea a Murray y se cita con Federer
En el otro partido del grupo, Wawrinka se impuso al jugador local Andy Murray en un partido muy igualado y que se decidió por pequeños detalles. El repertorio de golpes del suizo marcó la diferencia y se vió las caras con su compatriota Roger Federer.
El partido sirvió para reeditar la vibrante semifinal del año pasado.