El poder del agua
Hay mucho más en juego que la salud de los individuos; la seguridad internacional también está en peligro. Los expertos han identificado al agua como el riesgo global número uno en términos de impacto negativo significativo sobre los países durante la próxima década. El agua puede ser tanto una causa de conflicto como un nexo de cooperación. La elección debería ser obvia.
La idea de que un elixir mágico pudiera luchar contra las enfermedades, estimulara la salud y pusiera freno a la violencia suena a cuento de hadas. Pero el hecho es que este poder está en nuestras manos y podemos ponerlo al alcance del resto del planeta.
Este elixir no es del dominio exclusivo de ninguna élite secreta; es una sustancia tan común que compone nada menos que la mayor parte de nuestro propio cuerpo y nuestro propio planeta: el agua.
Allí donde abunda, a menudo también se la menosprecia e ignora, para nuestro perjuicio. El agua limpia y potable es esencial para detener las innecesarias muertes de niños, es vital para asegurar a las mujeres la protección que merecen y es básica para fomentar la estabilidad entre los países en regiones con escasez de agua. Junto con las instalaciones sanitarias, el agua es la clave para ahorrar el sufrimiento y evitar la muerte de millones de personas. Pero sólo lo seguirá siendo si aprovechamos esta oportunidad para reconocer su potencial.
Y esta oportunidad es dentro de pocos días, del 25 al 27 de septiembre, en la reunión de las Naciones Unidas en la histórica Cumbre Especial sobre Desarrollo Sostenible, en la se adoptará una nueva agenda global para poner fin a la pobreza y sentar el camino hacia una vida digna para todos.
Unas niñas usan un lavabo para manos hecho con botellas recicladas en una escuela en Totorenda, departamento de Chuquisaca, en Bolivia. © UNICEF/NYHQ2015/Bolivia/Gilbertson VII
Esta ambiciosa visión, representada en un amplio programa de objetivos concretos y universales, combina diferentes facetas del desarrollo, tanto medioambiental como social y económico. La naturaleza holística y transversal del programa está diseñada para garantizar que el progreso irá destinado a apoyar el bienestar de las generaciones presentes y futuras.
Para resolver este rompecabezas de desarrollo, los líderes mundiales han de abordar correctamente el desafío del agua y saber equilibrar todos los intereses y las necesidades. Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) aspiran a superar este desafío, a aprovechar los recursos hídricos que suministren los servicios necesarios para fomentar la reducción de la pobreza, el desarrollo económico y la sostenibilidad medioambiental.
La relación entre estos elementos se entiende de forma clara cuando se tiene en cuenta los millones de niños que sufren de la más acuciante necesidad de agua potable e instalaciones sanitarias. Es el caso de los refugiados, obligados a huir de su hogar; o de los habitantes de los barrios de chabolas, suburbios abarrotados y sin servicios mínimos; o de la pobreza del mundo rural alejado de las instalaciones modernas. Sin agua limpia ni potable ni un saneamiento apropiado, la nutrición de las personas en estas situaciones es lamentable e insuficiente. Esto conlleva retrasos en el crecimiento, que afectan a más de 160 millones de niños que sufren daños físicos y cognitivos irreversibles.
Mil millones de personas se ven forzadas por sus circunstancias a defecar al aire libre, una situación que acarrea 1,6 millones de muertes cada año por enfermedades diarreicas. Esto se suma a las cerca de 4.400 personas que mueren cada día por causas fácilmente prevenibles con intención e intervención.
La mejora de las instalaciones sanitarias y de higiene beneficia tanto a los individuos como a la sociedad al completo y en todos los sectores sociales. Un niño con agua potable e instalaciones de higiene adecuadas disfruta, de media, de una salud muchísimo mejor, de una vida más larga y de más éxito en la escuela y el trabajo. En Mali, las intervenciones comunitarias para prevenir la defecación al aire libre han reducido las muertes relacionadas con la diarrea en más de la mitad, abriendo así un futuro prometedor para unos niños que, de otra forma, no habrían vivido lo suficiente como para celebrar su quinto cumpleaños.
Unos niños bombean agua en un punto de suministro en Libo Kemkem Woreda, Región de Oromía, Etiopía, el 4 de julio de 2013. © UNICEF/Ethiopia/2013/Ose
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número seis presenta la oportunidad para intervenir en la mejora del ciclo completo del agua: acceso, calidad, eficiencia y gestión integrada de los recursos del agua y de los ecosistemas relacionados. El éxito requerirá que se exijan responsabilidades a los gobiernos, que se fortalezcan los acuerdos y que se trate en su conjunto el ciclo vital de las personas. Los niños necesitan tener agua en los centros de salud, las niñas y las mujeres jóvenes, en particular, necesitan aseos privados en la escuela, y todas las personas tienen la necesidad y el derecho de un acceso al agua justo, equitativo y universal.
Pero hay mucho más en juego que la salud de los individuos; la seguridad internacional también está en peligro. Los expertos han identificado al agua como el riesgo global número uno en términos de impacto negativo significativo sobre los países durante la próxima década. El agua puede ser tanto una causa de conflicto como un nexo de cooperación. La elección debería ser obvia.
Si la tarea que plantea el camino hacia el desarrollo parece demasiado difícil, sólo tenemos que mirar al pasado, a los últimos quince años, para encontrar inspiración. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, aprobados en el 2000, supusieron el mayor impulso de la historia contra la pobreza. El esfuerzo tuvo como resultado un aumento en el acceso a fuentes mejoradas de agua potable de más de un noventa por ciento de la población mundial, además de los dos tercios de la población que por fin disponen de un retrete.
Los que quedan atrás son los más pobres y vulnerables, sobre los que pesa una grave injusticia. Cuando enmendemos la situación y consigamos suministrar agua limpia y saneamiento decente para todos, lograremos progresar en sanidad, justicia y seguridad en el mundo entero.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible serán objeto de debate en la reunión de la Asamblea General de la ONU del 25 al 27 de septiembre en Nueva York. Los ODS reemplazarán a los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU (previstos para el periodo 2000-2015) y cubrirán 17 áreas fundamentales de desarrollo, entre las que se encuentran la pobreza, el hambre, la salud, la educación y la igualdad de género, entre muchas otras. Este post trata sobre el Objetivo 6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.
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Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Diego Jurado Moruno