Marquemos un antes y un después para toda una generación de jóvenes
En muchas de las desgarradoras historias sobre vidas destrozadas que he escuchado se repetía un mismo patrón: las circunstancias que llevaban a la gente a caer en la adicción y a tomar decisiones destructivas parecían provenir de los problemas sin resolver de una infancia difícil. Por desgracia, este tema sigue siendo tabú.
Es un privilegio para mí tener esta oportunidad de ser redactora invitada en The Huffington Post por un día, y celebrar la increíble labor que se está llevando a cabo para mejorar y entender la salud mental de los niños. Young Minds Matter [La salud mental de los jóvenes importa], que se lanza hoy, es una nueva serie en la que se explorarán cuestiones en torno a la salud mental de los niños.
Poco después de casarme, empecé a trabajar con organizaciones de ayuda a personas con adicción, familias desestructuradas y niños en situación de vulnerabilidad. Como era de esperar, escuché numerosas historias desgarradoras sobre vidas destrozadas, que habían tenido repercusiones devastadoras para todos los implicados, especialmente para los niños.
Lo que no esperaba era ver que una y otra vez, las circunstancias que llevaban a la gente a caer en la adicción y a tomar decisiones destructivas parecían provenir de los problemas sin resolver de una infancia difícil. Descubrí que muchos niños -incluso los menores de cinco años- tienen que hacer frente a complejos problemas sin contar con la resiliencia emocional, el lenguaje o la confianza para pedir ayuda. También descubrí que los problemas de salud mental siguen siendo un tabú, hasta el punto de que muchos adultos a veces tienen demasiado miedo como para pedir ayuda para sus hijos.
Es hora de que esto cambie.
La salud mental de nuestros niños debe ser equiparada a su salud física. Durante demasiado tiempo nos ha dado vergüenza admitir que nuestros hijos necesitan ayuda emocional o psiquiátrica, preocupados por que el estigma asociado a estos problemas fuera un obstáculo para su futuro. La investigación publicada hoy por The Huffington Post indica que alrededor de un tercio de los padres sigue preocupado de parecer un mal padre o una mala madre si su hijo tiene un problema de salud mental. La crianza es lo suficientemente dura como para que además los prejuicios nos impidan pedir ayuda para nosotros mismos y para nuestros hijos.
Como la mayoría de los padres hoy en día, Guillermo y yo no dudaríamos en pedir ayuda para nuestros hijos si lo necesitaran. Esperamos animar a Jorge y a Carlota a que hablen sobre sus sentimientos, y darles las herramientas y la sensibilidad necesarias para que sean comprensivos con sus compañeros y amigos cuando crezcan. Sabemos que no es ninguna vergüenza que un joven luche con sus emociones ni que sufra una enfermedad mental.
Por supuesto, para algunos padres y tutores buscar ayuda no es tan fácil. Cuando las familias carecen de tiempo o de dinero no siempre es sencillo saber dónde pedir ayuda o consejo. Por este motivo, necesitamos escuelas y comunidades que desempeñen todo su papel a la hora de ayudar a los niños que están luchando de una forma que no siempre es fácil identificar.
En la serie de artículos que publicaremos, os presentaremos a gente y a organizaciones extraordinarias. Leeréis la historia de una mujer que sigue llorando la pérdida de su marido y confrontando la realidad de la depresión que lo llevó a suicidarse y que le afectaba desde que era un niño de diez años. Leeréis sobre personas que han combatido una dura enfermedad y ahora lideran un movimiento para cambiar el modo en que hablamos a los niños sobre sus sentimientos y retos. Conoceréis a investigadores increíbles que plantean preguntas muy importantes sobre la salud mental de los jóvenes, y que están obteniendo respuestas de las que podrán beneficiarse tanto padres como profesores.
Estoy muy agradecida a todos los que han participado en esta serie y a los que contribuirán a partir de hoy. También os doy las gracias a vosotros por sacar tiempo para leer, ver y escuchar estas historias. Juntos tenemos la oportunidad de ofrecer un cambio real a toda una generación de jóvenes.
Este post fue publicado originalmente en la edición británica de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano