Un historiador revela los tres pilares frágiles que nos separan de una Tercera Guerra Mundial en toda regla

Un historiador revela los tres pilares frágiles que nos separan de una Tercera Guerra Mundial en toda regla

Aún existen algunas formas de prevenirla, como a través de la diplomacia o de la cooperación internacional. 

Vladimir Putin, el pasado 26 de marzo en el Kremlin, en su reunión anual con el fiscal general de Rusia.Getty Images

Michael Burleigh, historiador británico especialista en historia contemporánea, ha advertido en un artículo de opinión publicado en el medio británico 'inews.co.uk' que, ante la posibilidad de una tercera guerra mundial, la mejor forma de protección es "la diplomacia, los vínculos económicos y la cooperación internacional". 

Las palabras del historiador se han pronunciado tras las declaraciones de Jamie Dimon, director ejecutivo de Chase, quien ha acusado a Rusia, China, Irán y Corea del Norte de "intentar desmantelar el orden internacional posterior a 1945" con "batallas sobre el terreno coordinadas en múltiples países". 

También ha añadido que la tercera guerra mundial ya ha comenzado recordando que tanto Corea del Norte como Rusia han hecho gala de su arsenal nuclear, realizando exhibiciones de su tríada nuclear y ejecutando lanzamientos de misiles balísticos intercontinentales.

Sin embargo, para Burleigh, "afortunadamente" esto no es del todo cierto, ya que aunque es verdad que han ingresado otras potencias en el conflicto, como es el caso de Corea del Norte o Irán, quienes suministran artillería y misiles a Rusia, también lo es que se trata de una ayuda superficial, y no de algo directo. Además, el historiador destaca que otro indicativo de que aún no estamos en la tercera guerra mundial, es el hecho de que los conflictos entre Rusia y Ucrania y los que sacuden Oriente Medio, no se unan.  

Los tres pilares

Ante este escenario, "una estrategia más inteligente sería la posibilidad de separar a algunos miembros del 'eje', ya sea cooperando con China en áreas donde eso sea posible, como la mitigación del cambio climático, la regulación de la inteligencia artificial y la prevención de la proliferación nuclear, o reanudando las conversaciones con Irán". 

Por ello, en vez de hablar de terceras guerras mundiales, el historiador defiende "neutralizar inteligentemente" a los adversarios a través de los intereses económicos, de la representación diplomática e intentando fortalecer la cooperación internacional "aflojando el control férreo que algunas de las potencias vencedoras de 1945 tienen sobre ella". 

Por último, Burleigh cree que la verdadera guerra que hay que temer es una entre China y Rusia, que, según afirma, "no nos conviene, a pesar de lo que digan los generales y los banqueros".