El último misil hipersónico de Putin se convierte en un regalo para Ucrania
El presidente ruso ha asegurado que se trata de un arma totalmente nueva.
La parte de final de esta semana en la guerra de Ucrania ha estado marcada por el lanzamiento por parte de Rusia de un nuevo misil que no había sido utilizado hasta el momento en los más de dos años y medio de conflicto armado.
En un primer momento, Ucrania aseguró que se trataba de un misil balístico intercontinental. Sin embargo, tanto Estados Unidos como Rusia informaron de que no se había usado el mencionado armamento.
Posteriormente, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha precisado que (como respuesta a los misiles occidentales empleados por Kiev contra territorio ruso) el ataque a Ucrania se realizó con un nuevo misil hipersónico que ha sido bautizado como Oréshnik.
El propio Putin, durante una reunión con la cúpula militar rusa, ha explicado que el misil Oréshnik “no es un arma estratégica”, tampoco propiamente “un misil balístico intercontinental”, ni “un arma de destrucción masiva, porque es de alta precisión”.
Además, el mandatario ruso ha destacado que la producción de ese misil hipersónico no se ha basado en ningún trabajo de actualización de sistemas antiguos, sino que se trata de un arma totalmente nueva.
Precisamente por esa característica es por la que el lanzamiento del Oréshnik puede convertirse, paradójicamente, en un regalo para Ucrania. Aunque el misil quedó prácticamente reducido a fragmentos tras el impacto, los expertos ucranianos, junto con especialistas internacionales, pueden tener ahora acceso de primera mano a elementos que ayuden a entender la tecnología que hay detrás de este novedoso armamento.
El propio ejército ucraniano ha expresado que esos restos del Oréshnik pueden ser de gran valor para estudiar posibles innovaciones tecnológicas, materiales y otros componentes de interés del misil hipersónico.