Ucrania va al enfrentamiento con Polonia
El Gobierno de Varsovia confirmó la semana pasada que prorrogaría su prohibición a las importaciones ucranianas aunque la Comisión Europea le pidiera lo contrario.
Con el Mar Negro cerrado por el bloqueo militar ruso y sus puertos fluviales e infraestructuras agrícolas bombardeadas casi a diario por Rusia, Kiev ha recibido la decisión de Polonia de extender su veto a las importaciones de productos agrícolas ucranianos como una traición, y ha optado por la confrontación para buscar justicia.
Después de meses de declaraciones contradictorias, el Gobierno de Varsovia confirmó la semana pasada que prorrogaría su prohibición a las importaciones ucranianas aunque la Comisión Europea le pidiera lo contrario.
Kiev reaccionó al anuncio con el estilo directo y en ocasiones agresivo que ha definido su acción diplomática durante esta guerra. El primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, tachó la decisión polaca de “populista”, electoralista y contraria a los acuerdos internacionales que regulan el comercio internacional.
Polonia celebra el 15 de octubre unas elecciones generales que se prevén especialmente reñidas y en las que el actual Gobierno polaco se juega su continuidad. Pero Shmigal fue esta vez más allá y anunció que su Gobierno demandaría a Polonia ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por romper estos acuerdos en perjuicio de Ucrania.
El Ministerio de Economía ucraniano materializó este lunes el anuncio de Shmigal y denunció ante la OMC, por violar sus obligaciones internacionales y con la UE, a Polonia y a los otros dos países que siguen prohibiendo las importaciones ucranianas para proteger a su sector agrícola.
Una alianza clave en riesgo
Polonia ha sido, desde el comienzo de la guerra, uno de los apoyos más firmes y generosos de Ucrania, tanto a la hora de acoger refugiados como a la de enviar ayuda militar a Kiev y de defender la posición de Kiev en los foros europeos e internacionales.
Por razones geográficas, Polonia ha sido clave, además, para hacer llegar por tierra a Ucrania el armamento y los vehículos de combate enviados desde todo Occidente. Al elegir la vía de la confrontación en un tribunal de arbitraje, Kiev pone en peligro una alianza capital para poder seguir resistiendo a la invasión rusa.
El exasesor presidencial ucraniano Oleksí Arestovich ha sido en los últimos meses una de las voces influyentes que han criticado decisiones de Kiev. En una de sus populares charlas en YouTube, Arestovich ha reprochado al Gobierno que ponga en riesgo la relación con Polonia, que considera vital.
“No pueden compararse los intereses de ningún actor, por importante que sea, con los intereses del Estado”, dijo Arestovich en referencia a los intereses financieros de empresarios del sector agrícola ucraniano.
Elecciones en Eslovaquia
Este conflicto entre países vecinos en torno al grano ucraniano llega a su clímax a menos de dos semanas de las elecciones generales en Eslovaquia, otro de los países demandados por Kiev ante la OMC.
Un día antes de que Kiev presentara la denuncia, el candidato de la oposición Robert Fico se comprometió ante el electorado a no enviar más armas a Ucrania si su partido logra formar Gobierno, al considerar que no es posible derrotar a Rusia y que debe buscarse una salida negociada al conflicto.
La decisión de Kiev de llevar a un tribunal de arbitraje a un Gobierno eslovaco como el actual, que sí ha enviado ayuda militar a Ucrania, puede hacer crecer el sentimiento antiucraniano en el país y favorecer al candidato opositor.
Los otros dos países —Rumanía y Bulgaria— que entre el 2 de mayo y el 15 de septiembre vetaron la entrada de trigo, maíz, colza y girasol ucraniano, entonces con el aval de la UE, no han decretado por el momento la extensión de la medida.
Respondiendo a las demandas de los agricultores, el primer ministro rumano, Marcel Ciolacu, ha planteado la posibilidad de ampliar la prohibición por un mes. Antes de tomar una decisión, Bucarest espera recibir de Kiev un plan de autolimitación de sus exportaciones.
Por su parte, el primer ministro búlgaro, Nikolai Denkov, se ha mostrado firme a la hora de defender su decisión de no continuar con la prohibición a los productos ucranianos, y ha acusado de hipocresía a los agricultores, que han cortado carreteras para presionar al Gobierno. “No se puede decir que no te interesa Europa cuando la mayor parte de los fondos que recibes son europeos”, ha declarado Denkov.