Rehenes y presos: lo que tienes que saber del acuerdo entre Hamás e Israel
Este viernes, si no hay nuevos retrasos, se espera que 50 mujeres y niños retenidos por la milicia sean liberados, como 150 encarcelados, sin delitos de sangre. Un pacto logrado con mucha paciencia y contratiempos, el primero en esta guerra.
Se esperaban con ansia para ayer pero ha sido hoy cuando, al fin, se han dado los detalles y el calendario exacto del primer acuerdo entre Hamás e Israel desde que comenzó la guerra entre ambos, el pasado 7 de octubre. Rehenes por presos, en un contexto de tregua temporal, con condiciones dificilísimas de pactar, que deben traer el silencio de las armas, la entrada de ayuda imprescindible y el reencuentro de los retenidos con sus familias. Lo más humano en 48 días de infierno.
Tras los retrasos de última hora, achacados a que no se había firmado formalmente el documento que avala el intercambio y a tensiones entre las partes, toca aplicar apenas un bálsamo sobre esta herida abierta, que ha dejado ya 1.400 muertos en el lado israelí y 14.500 en el palestino.
Estas son las claves de un avance tímido que debería acabar con el retorno de todos los secuestrados y con un alto el fuego definitivo.
Los rehenes
Grupos de hombres armados del Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás) tomaron alrededor de 240 rehenes y mataron a 1.400 personas cuando atacaron suelo israelí el 7 de octubre pasado, según datos oficiales el Gobierno de Benjamin Netanyahu. Los rehenes procedían de comunidades cercanas a la frontera con Gaza, también de granjas colectivas o kibutzim, y de varias bases militares en el sur del país. A ellas se suman decenas de civiles que estaba disfrutando del Festival Nova de música, al aire libre. No hay detalles sobre cuántos de ellos son militares, pero sí que la inmensa mayoría son personas inocentes, no objetivos legítimos en una guerra.
Además de ciudadanos israelíes, más de la mitad de los rehenes tienen ciudadanía extranjera y doble pasaporte de unos 40 países, como Estados Unidos, Tailandia, Gran Bretaña, Francia, Argentina, Alemania, Chile o Portugal. Los dos españoles que se creía que habían sido secuestrados (Maya Villalobo e Iván Illarramendi) fueron finalmente localizados sin vida en suelo israelí, donde fueron atacados por la milicia.
Según los medios israelíes y el gabinete israelí, hay hasta 40 rehenes que son niños, incluido un bebé de 10 meses y menores en edad preescolar. Entre los capturados también se encuentran ancianos y personas con discapacidad.
Hasta el momento, Hamás ha liberado a cuatro cautivos: las ciudadanas estadounidenses Judith Raanan, de 59 años, y su hija, Natalie Raanan, de 17, el 20 de octubre, alegando "razones humanitarias", y las israelíes Nurit Cooper, de 79 años, y Yocheved Lifshitz, de 85, el 20 de octubre. 23 de octubre Las fuerzas israelíes, por su parte, liberaron a otra rehén, Ori Megidish, una soldado, en el marco de su invasión terrestre de Gaza, iniciada el 30 de octubre.
El ejército israelí dijo a principios de este mes que recuperó los cuerpos de al menos tres rehenes en la ciudad de Gaza, incluyendo el de un soldado de 19 años. Hamás ha informado de la muerte de un varón más, pero no se ha confirmado por Israel.
El cautiverio
Hamás ha informado en este mes largo de guerra que ha escondido a los cautivos en "lugares y túneles seguros" en Gaza. Israel sostiene que el grupo tiene una vasta red subterránea donde almacena armas, dirige operaciones y utiliza túneles para trasladar a sus combatientes. Lifshitz, una señora de 85 años que fue liberada por Hamás, dijo que después de ser capturada, la llevaron a túneles subterráneos que comparó con una tela de araña.
El ejército israelí ha dicho que encontró pruebas de que algunos rehenes estaban retenidos en hospitales o debajo de ellos, aunque no ha habido prensa independiente que lo corrobore, porque Tel Aviv veta su acceso a la franja y sólo ha permitido entradas de equipos empotados con sus soldados.
El ejército publicó un vídeo que, según dijo, también mostraba a militantes obligando a dos rehenes a ingresar al hospital de Al Shifa, el más grande de Gaza, el 7 de octubre.
Gracias a testimonios como el de Lifshitz se ha sabido que, por ejemplo en su caso, los captores separaron a los rehenes en pequeños grupos. Ella y algunos otros dormían en colchones, en el suelo de los túneles. Los médicos les brindaron atención y Hamás garantizó que las condiciones fueran higiénicas, explicó. En un vídeo publicado por Hamás el mes pasado, se mostraba también a una rehén francesa de 21 años mientras un trabajador médico atendía su brazo herido .
Los islamistas publicaron otro vídeo que mostraba a tres mujeres rehenes denunciando al primer ministro israelí, Netanyahu. Dijo que fueron utilizados para "propaganda cruel" .
La lucha de las familias
El dolor ha unido a los israelíes, aún frente a las críticas a su Gobierno por no haber previsto el ataque de Hamás, el peor golpe desde que se creó el estado en 1948. En este contexto de shock nacional, las familias de los secuestrados han sido un ejemplo de tesón y han ejercido una presión sobre Netanyahu tan fuerte o más que la de los aliados internacionales para que hablara con Hamás, con el fin de recuperar a los suyos con vida.
Familiares y miles de simpatizantes han hecho marchas y protestas para que se diera prioridad a la liberación de los rehenes, temiendo que pudieran morir en el ataque de represalia de Israel contra Gaza o por el mal estado de algunos de ellos, ancianos o con medicación constante. La mayor caminata, de cinco días, culminó el sábado pasado con unas 20.000 personas en la carretera principal Tel Aviv-Jerusalén, pidiendo al Gobierno que consiguiera su libertad.
Netanyahu los recibió y les prometió que los traería a casa, aunque en esta primera entrega seguirán faltando muchos varones y soldados y otros secuestrados que no tienen doble nacionalidad.
Las familias también han entrado en el debate de la proporcionalidad en el asedio a Gaza y en la pena de muerte que parte del Ejecutivo quiere recuperar para los terroristas de Hamás. Ha sido emocionante ver cómo anteponían a la rabia el deseo de entendimiento y han reclamado altos el fuego y ayuda humanitaria. Las vidas, por delante.
Lo que dice el acuerdo sobre los rehenes y presos
Van a ser liberados 50 rehenes, mujeres y niños civiles secuestrados, extranjeros o con doble nacionalidad, israelí y otra más. Ni soldados ni varones. Tampoco se recuperarán los cadáveres de los secuestrados fallecidos. El Movimiento de Resistencia Islámico llevará los rehenes a Egipto a través del paso de Rafah, en grupos diarios de unos diez y, desde allí, serán trasladados a Israel. A cambio, se producirá la liberación de una cifra indeterminada de "mujeres y niños palestinos detenidos en cárceles israelíes", todos ellos sin delitos de sangre. Se calcula que serán otras 150 personas.
Para poder acometer esta salida, se declara una pausa en la guerra que durará cuatro días y que podrían ser prorrogables. "La cifra de liberados aumentará en fases posteriores de la aplicación del acuerdo", sin dar más detalles.
En los dos días que han pasado desde que se anunció el acuerdo, se han presentado diversas apelaciones ante la Corte Suprema de Israel a la decisión del Gobierno de Netanyahu, pero ninguna ha prosperado por ahora.
El alto el fuego comenzará a las 7 de la mañana, hora local (una hora menos en Madrid) y la liberación será por la tarde, cuando la seguridad lo permita, hacia las cuatro de la tarde. Se calcula que el primer grupo será de 13 personas.
La ayuda humanitaria
El acuerdo permitirá la entrada de un mayor número de convoyes humanitarios y de ayuda, incluido el combustible destinado a las necesidades humanitarias, aunque no se ha precisado la cifra de camiones que podrían cruzar a Gaza a través del paso terrestre de Rafah, que conecta Egipto con el enclave. El único paso de la zona que no domina Israel. La prensa palestina señala que podríamos estar hablando de 100 a 300 camiones con alimentos y ayuda médica, además de combustible. La ayuda llegará "a todas las zonas de Gaza, sin excepción". El acuerdo también incluye visitas de la Cruz Roja a los rehenes que no se liberen durante la tregua.
La prensa israelí añade que el Ejército de Tel Aviv se compromete a no sobrevolar la Franja de Gaza (el norte durante seis horas diarias y el sur, por completo) mientras la tregua esté en vigor para permitir a Hamás localizar a rehenes que se encuentran en poder de otros grupos armados, como la Yihad Islámica. Según algunas estimaciones, esta otra milicia mantiene bajo su poder a unos 30. Por cada diez rehenes extra que se liberen, el alto al fuego durará un días más. Estos detalles no han sido confirmados oficialmente.
Esta pausa se produce después de semanas de presiones cada vez mayores de la comunidad internacional y de los principales organismos internacionales, como Naciones Unidas, para detener los incesantes ataques, que han causado también más de 1,5 millones de desplazados. Sin embargo, el Gobierno de Netanyahu ha confirmado que, pese al acuerdo, la guerra contra Hamás no ha acabado y se retomará cuando ya no haya rehenes pactados que salvar.
"No detendremos la guerra después del alto el fuego (...) Es una tontería sugerir que detendremos la guerra después del alto el fuego para devolver a los rehenes. Me gustaría dejarlo claro: estamos en guerra y continuaremos la guerra hasta que logremos todos nuestros objetivos: eliminar a Hamás, devolver a todos los rehenes y desaparecidos y garantizar que no habrá ninguna amenaza para Israel en Gaza", manifestó el primer ministro. "La ofensiva durará hasta la victoria", insisten en las IDF.
Los presos palestinos
Justo cuando se espera este primer canje de rehenes israelíes por presos palestinos, se cumplieron ayer 40 años del mayor intercambio en la historia del conflicto de prisioneros palestinos por soldados israelíes. Hasta 5.000 vieron de nuevo el sol. El último intercambio de peso fue en 2011, y ya implicó tanto a Hamás como a Netanyahu, que pactó devolver a 1.027 presos palestinos por la liberación del soldado israelí Gilad Shalit, capturado el 2006 en Gaza.
Ahora, serán 150 los que saldrán, niños y mujeres. Un prisionero palestino no se refiere necesariamente a alguien juzgado y condenado en un tribunal reglado, con el debido proceso correspondiente, sino que es habitual que sean arrestados por el ejército y la policía de fronteras, sin orden de arresto, sin derecho a una llamada telefónica, sin abogados presentes, como denuncia la ONG Addameer. "Los palestinos son interrogados sin abogados presentes y los abusos generalizados, que equivalen a tortura, están documentados por organizaciones de derechos humanos", indica.
Los niños palestinos también son juzgados en "tribunales militares juveniles" especialmente diseñados para ello, sin que se les aplique la ley del menor que cobija a los niños israelíes. Cada año, entre 500 y 700 niños son juzgados en estos tribunales, indica la organización. Las declaraciones juradas de casi 800 niños detenidos muestran que el 86% no fueron informados del motivo de su arresto. "El 80% fueron registrados desnudos, al 42% se les negó comida y agua adecuadas, al 31% se les negó el acceso a un baño, al 97% se les interrogó sin un miembro de la familia presente, al 55% se les mostró o se les hizo firmar un documento en hebreo, no en árabe", afirman sus informes.
Israel, además, utiliza ampliamente la llamada detención administrativa, que permite la detención indefinida de un ciudadano palestino sin cargos, renovable cada seis meses. Desde 1967, alrededor de 60.000 palestinos han pasado por este tipo de arresto, sin garantías.
Al menos 800.000 palestinos han sido encarcelados en algún momento de sus vidas desde la Guerra de los Seis Días (1967) por parte de Israel, lo que hace que la cuestión de los prisioneros sea un tema que afecta prácticamente a todas las familias. Hoy hay 6.800. De ahí que Hamás también haya antepuesto esta causa, sabedor de que es una cuestión muy sensible en el día a día de la ocupación.
La mediación imprescindible: Qatar y Egipto
En los días inmediatamente posteriores al ataque del 7 de octubre contra Israel, se creó una célula secreta para trabajar por la liberación de unos 240 rehenes capturados por Hamás. Así comenzó un "proceso extremadamente atroz de cinco semanas", que ha involucrado a cuatro países, con coordinación entre expertos del espionaje y llamadas presidenciales de alto riesgo, según relata a la BBC un funcionario de EEUU.
Qatar encabezó el esfuerzo, dijo, acercándose a Israel y Estados Unidos con una propuesta para establecer una célula que trabajaría silenciosa e intensamente en el tema. Doha actuó como el canal principal hacia Hamás, pero Egipto también fue parte del complejo acuerdo de negociación. El primer avance se produjo el 23 de octubre, cuando Hamás liberó a dos mujeres estadounidenses. Éste fue el proyecto "piloto", afirmó el responsable de la administración, que "probó el concepto".
Después de eso, comenzaron en serio los esfuerzos para un lanzamiento más amplio. Israel delegó al jefe del Mossad, David Barnea, como negociador y éste consultó periódicamente al jefe de la CIA, Bill Burns, sobre los contornos de un acuerdo. El proceso fue dolorosamente prolongado porque los mensajes tuvieron que pasar desde Doha o El Cairo a Hamás en Gaza y luego regresar. Y las conversaciones fueron muy técnicas y se elaboraron minuciosamente informen en detalle sobre corredores, vigilancia, plazos y cifras totales.
El presidente Joe Biden, afirma este funcionario, estaba "directa y personalmente" comprometido, llamando a los líderes de Israel y Qatar en momentos críticos. El demócrata vio un acuerdo de rehenes como el "único camino realista para asegurar una pausa humanitaria de varios días en los combates", porque los israelíes dejaron claro que no detendrían su ofensiva por ningún otro motivo. Ni temporal ni, mucho menos, indefinidamente.
"También tenemos confianza en que... como estamos en el período de pausa, saldrán más mujeres y niños", afirmó el citado funcionario.
Uno de los puntos conflictivos fue que Hamás no identificó claramente quiénes estarían en el grupo inicial de 50 beneficiarios. Finalmente, trasladó la información cuando el presidente Biden llamó al emir de Qatar -donde reside Ismail Haniyeh, el líder de Hamás- y le dijo que ese extremo era un factor decisivo para aclarar las cosas.
Justo cuando parecían estar acercándose a un acuerdo a mediados de noviembre, todo se estancó, dijo, porque las comunicaciones con la milicia "se apagaron". Fue cuando Gaza se quedó sin combustible, pero no han trascendido las razones de ese silencio. Cuando se restablecieron las comunicaciones, todavía llevó tiempo resolver las lagunas del acuerdo, muy detallado debido al alto nivel de desconfianza de Israel y EEUU hacia un interlocutor que catalogan de terrorista.
No hay noticia de que se haya hablado del fin de la guerra mientras se discutía del futuro de los rehenes y los presos, pero Washington insiste en que la idea es "devolver a todos los rehenes a casa y la paz a la zona".