Qué son los drones de superficie con los que se atacó el valioso puente de Crimea
Ucrania trata de golpear desde el mar en las zonas ocupadas por Rusia con unos vehículos no tripulados que se multiplican y mejoran con el paso de los meses.
Dos vehículos navales no tripulados atacaron ayer el puente de Kerch, en Crimea, una de las infraestructuras esenciales de la península anexionada ilegalmente por Rusia a Ucrania desde 2014. El balance de víctimas aportado por la administración prorrusa es de dos civiles muertos, un matrimonio. Lo novedoso de este golpe, más allá de lo sensible de la diana, es el arma con la que se produjo, drones de superficie, vehículos de superficie no tripulados o USV (Autonomous Surface Vehicles), que Ucrania está multiplicando y mejorando en sus aguas y en las que quiere reconquistar.
Ante el éxito de sus hermanos los UAV, los drones por aire de toda la vida, se ha ido afinando este tipo de herramienta, nacida en los 2000 en la factoría del tótem israelí Rafael. Se trata de plataformas marítimas o pequeños aviones que pueden emplearse para vigilancia costera o de fronteras, la lucha contra el terrorismo y la piratería, que están ya patrullando en el mar como los clásicos patrullando los cielos. La mayoría se controlan remotamente desde tierra o un buque, incluso a gran distancia, gracias al empleo de comunicaciones por satélite. Los primeros estaban monitorizados, eran apenas un complemento a la automatización, pero ya operan solos, desempeñando misiones cada vez más complejas.
Si empezaron como una sonda remolcadora o de detección de minas (misión para la que son especialmente efectivos), luego pasaron también a ser catapultas de los UAV y hasta han servido, al fin, de tubos lanzatorpedos. Con el tiempo, han ganado en estabilidad y equilibro, en resistencia y fiabilidad, hasta poder llevar cargas y ser disparadas sobre un objetivo en tierra o en el agua, como en el caso de ayer en Crimea. Su pequeño tamaño hace que su versatilidad aún sea ajustada, pero ha ido creciendo, también. Rafael vendió sus primeros USV a Singapur o México, luego se lo replicaron otras firmas israelíes como IAI y Elbit, hasta que el mercado se abrió y ahora, por ejemplo, existen varios turcos.
Se le han ido añadiendo equipos de guerra electrónica, armamento, medios de observación o de adquisición de inteligencia, para teleoperaciones... Varias empresas están implantando ya en ellos inteligencia artificial, sin detallar en qué grado ni para qué. La autonomía puede llegar a los 400 kilómetros. Ejércitos como el español, el japonés o el francés están incorporándolo ya. Y también se está agigantando su uso civil, sobre todo en oceanografía.
El diario Eurasian Times explica que Ucrania está empleado estos drones desde hace meses. El primer ataque registrado contra Sebastopol, en el extremo suroeste de Crimea, data de octubre de 2022. Luego, se han detectado más en esta primavera de 2023. Según el gobernador de Crimea, Mikhail Razvozhayev, su uso ha sido puntual y poco exitoso, porque afirma que los USV o fueron destruidos o no lograron alcanzar su diana, pero es la información que proviene de una fuente proKremlin.
El diario asiático, de hecho, reconoce que hay dudas sobre si estos ataques han sido hecho con el mismo tipo de dron o están entrando en juego unos más modernos, para los que Kiev tiene abierta una campaña de donaciones notable, teniendo en cuenta que cada uno cuesta 250.000 dólares.
El capitán de reserva Maxim Klimov fue citado en una entrevista con el diario ruso Pravda destacando las ágiles capacidades de maniobra de los USV. "(Los barcos) saltan sobre las olas cambiando constantemente de rumbo. Este es un enemigo bastante peligroso, y debes tomar en serio el desarrollo de contramedidas", dijo en abril. Entonces, se felicitaba por destruir los vehículos enemigos, que no pudieron penetrar en la bahía de Sebastopol. "Pero imagínense contra el escuadrón del Mediterráneo, que no está preparado para esto en absoluto", avisó, en referencia a sus paisanos asentados en la base de Tartús.
Klimov sugiere que proteger los puertos fijos, con vigilancia de ambos barcos, edificios fijos, el aire y la tripulación del barco que no participa en actividades de navegación de rutina, es relativamente fácil. En alta mar, la tarea sería extremadamente desafiante, si no imposible. Un atacante, en particular los drones no tripulados, también puede aprovechar la libertad de las limitaciones físicas y combinarlo con ataques en condiciones climáticas adversas o en horas tardías cuando la visibilidad es baja, reflexiona en la misma entrevista.
EurAsian Times ha indicado en informes previos que los ucranianos "tienen un inventario bastante grande pero no producido en masa de USV". La previsión era que seguirían usando este material "con moderación y estratégicamente". No obstante, esos primeros análisis eran de hace cuatro meses y, reconocen, las cosas parecen estar cambiando.
Los USV empleados en octubre tenían 5,5 metros de largo con un alcance de 400 kilómetros, una autonomía de 60 horas, un peso bruto de 1.000 kilos, una ojiva de hasta 200 y una velocidad máxima de 80 km/h. Los de marzo y abril eran algo más pequeños.
Lo que afirma la página en la que Kiev trata de lograr dinero para un modelo mejor es que se trataría de "un desarrollo ucraniano único". "Nuestra primera tarea es reunir una flota de 100 embarcaciones de este tipo. Defenderán las aguas de nuestros mares, evitarán que los barcos rusos que transportan misiles abandonen la bahía, protegerán a los barcos mercantes y realizarán misiones secretas", sostiene.
"Los drones pueden participar en el reconocimiento marítimo de largo alcance y la vigilancia costera, escoltando y apoyando a la flota tradicional, transportando barcos mercantes, zonificando el fuego de artillería, defendiendo nuestras bases y contraatacando operaciones anfibias", añade.