Putin está al borde del precipicio
El presidente de Rusia se enfrenta a la situación más complicada desde que asumió el poder hace 24 años.
El momento de convulsión e inestabilidad vivido hace apenas siete días en Rusia puede que se trate del d detonante de algo mucho más grande y que puede terminar afectando de manera directa al líder indiscutible del Kremlin, Vladimir Putin.
Las imágenes de Prigozhin, apoyado por sus mercenarios en dirección a Moscú continúan en la retina de todos los ciudadanos rusos, en lo que se trató de una crisis institucional sin precedentes durante los casi 25 años de mandato de Putin.
El pulso que Prigozhin echó al gobierno ruso, aunque le costó el 'exilio' a Bielorrusia gracias a la intervención de Lukashenko, ejemplificó a la perfección que el puño de hierro con el que Putin gobierna su país puede que no lo sea tanto. Algunos cantos de sirena ya apuntan a que la insurrección de Wagner, catalogada por Putin como "una puñalada por la espalda", puede ser el comienzo de un momento de tensión en tierras rusas y que cree el caldo de cultivo perfecto para que se produzcan más revueltas en el país.
Es cierto que aunque los ánimos parecen haberse apaciguado, con Prigozhin fuera de Rusia, y todos sus delitos -y los de sus mercenarios- 'perdonados', en Rusia parece respirarse una calma tensa, que evoca a los momentos más cruentos vividos en la antiguo URRS Incluso el propio Putin se atrevió a comparar a los meses previos al levantamiento de 1917, que se saldó con la caída del zar ruso de la mano de la Revolución rusa.
Un año para las elecciones en Rusia
La incertidumbre se ha adueñado por el momento de Moscú, aunque habrá que esperar para comprobar las consecuencias más próximas que el levantamiento tendrá tanto para el presidente como para la estabilidad y el orden ruso.
Hay que destacar que cada vez son más los ciudadanos y personas próximas a Putin los que verían con buenos ojos conseguir una tregua en Ucrania o firmar una paz que fuese "la menos mala" para sus intereses, dado el desgaste militar, económico y social que el país atraviesa desde febrero del pasado año.
Además, el motín se produjo apenas a un año vista de las elecciones rusas que, si todo va según lo previsto, tendrán como vencedor a un Putin que se mantendría en el poder hasta 2036, año en el que tendrá 83 años.
Por ello, la guerra, el motín del pasado fin de semana así como las luchas internas dentro del propio gigante euroasiático podrían derivar en que Putin se encuentre en poco tiempo contra las cuerdas y con ese aura de estadista todopoderoso con capacidad de control sobre todo lo que ocurre en sus fronteras, muy debilitado.
Como no podía ser de otra forma, Occidente busca aprovechar el momento, y uno de sus líderes, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, ya avisó la semana pasada de que en Rusia hay "verdaderas fisuras" entre los diferentes sectores de poder, algo que también se ha visto reflejado los últimos meses en el campo de batalla con las continuas discrepancias precisamente entre Prigozhin y el Ministro de Defensa ruso, Shoigu.